domingo, 11 de septiembre de 2011

Algunas delicias del domingo luego del triunfo de Boquita

* Que Pepito iguale a CFK con... chachan chachan... ¡Fernando de la Rúa! ¡Sí!
"En la Argentina ha sido proverbial destacar las legendarias rabietas de Alfonsín, las míticas ambigüedades de Menem, las indecisiones enervantes de De la Rúa y la ira desbordante de Néstor Kirchner. El seguimiento periodístico de esas subjetividades fue implacable. Cuando Fernando de la Rúa perpetró el crimen imperdonable de equivocar el nombre de pila de la entonces esposa de Marcelo Tinelli, un macizo aparato mediático diagnosticó “¡Alzheimer!”. Feo traspié de De la Rúa: llamó Laura a Paula Robles y quedó incendiado. ¡Pobre diablo, ni siquiera sabía cómo se llamaba la mujer del tipo más popular de la Argentina! Néstor Kirchner habilitó la Casa Rosada para que la troupe tinelliana grabara en el despacho presidencial una serie de gags destinados a escarnecer a De la Rúa, sus olvidos y confusiones. Esta semana, Cristina Kirchner confundió en público al empresario Guillermo Dietrich con el ministro de la Corte Juan Carlos Maqueda. Sería imperdonable asegurar, por eso, que la Presidenta padece deterioro cognitivo".
* Que el radical que nos aconsejó seguir a Irlanda, ahora diga que al país le irá mal a partir del 2012.
"Fue el 21 de junio pasado. “El verdadero desafío será en 2013”, pregonaba el título de esta columna. En el texto se hablaba, sin ambages, de reelección. Las bonanzas siempre invitan a la continuidad y la Argentina ha tenido, los últimos años, una bonanza que sólo empezará a declinar en 2012".
* Que Marianito ahora apueste por el eternismo K mediante Máximo, crea que CFK ganó por los planes sociales, que los pobres deben votar lo que él defiende, y por supuesto termina en Chávez y Khadafy...
"Los observadores económicos se han cansado de anotar que hoy, entre nosotros, el Gobierno obtiene la adhesión de la parte más vulnerable del pueblo repartiendo un aluvión de dádivas que, si bien parecen beneficiarla, en verdad la hunden todavía más en una pobreza a la que se suma la ignorancia resultante de la crisis del actual sistema educativo "antisarmientino", que le impide "avivarse" en dirección de lo que en verdad le convendría; que, como pasa en Brasil, Uruguay y Chile, lloviera sobre ella una avalancha de capitales destinados a promover el desarrollo económico y, dentro de él, su ingreso revolucionario en la clase media. Pero esta descripción, que alcanza a explicar el "rapto" de las clases populares por parte del Gobierno mediante un engaño que las lleva a votar por aquello que en definitiva no les conviene, ¿alcanza a explicar acaso por qué parte de la clase media está votando, además, por el oficialismo?"
* La confesión de Fonte (¿era necesaria?).
"El kirchnerismo tuvo éxito en establecer la idea de que “los medios son los culpables de lo malo” y hacer de ello una significación operante de todo el discurso oficial. O sea, el principio ordenador de toda la discusión política que tiñe a todos los otros significantes de su significado operante. Al alinear los medios entre opositores y oficialistas se creó una intertextualidad entre Clarín y La Nación, por un lado, y Página/12 y Tiempo Argentino por otro, un diálogo entre estos medios que directa o indirectamente se contestan haciendo de policía discursiva unos de otros. Obviamente PERFIL no está exento de ese pugilato –quizás por estar más cerca de Clarín y La Nación–, pero por su menor relevancia logra salirse, por lo menos algunas veces, de esa pica retaliativa".
* La fruición por lo extranjero de James ya es pavorosa.
"Hace diez años, cuando la Argentina se iba a pique, norteamericanos y europeos se regodearon del espectáculo a su juicio edificante que, sin equivocarse, atribuyeron a las deficiencias de una clase política convencida de que Dios le había concedido el derecho a vivir muy por encima de los medios disponibles. Puede entenderse, pues, que no solo la Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, sino también muchos que militan en facciones opositoras de mentalidad afín estén mirando con fruición no disimulada lo que está sucediendo en los Estados Unidos y Europa. Desde su punto de vista, los “países líderes” arrogantes están recibiendo su merecido.
Es sin duda natural que los kirchneristas y quienes compartan sus principios populistas se sientan reivindicados. Ven que los severos moralistas que los habían sermoneado acerca de lo irresponsable que es gastar demasiado y depender del ahorro ajeno son culpables del mismo pecado que con tanta soberbia habían denunciado. Y a los simpatizantes del gobierno de Cristina les encanta decirles que, gracias al “modelo” productivo, inclusivo, popular, nacional y muchas cosas más, la Argentina sigue creciendo a un buen ritmo y la gente consume cada vez más sin preocuparse por mañana, mientras que el llamado “Primer Mundo”, abrumado por una cantidad fenomenal de deudas, se ha resignado a años, tal vez a décadas, de estancamiento.
¿Por qué –se preguntan– no aprenden ellos de la experiencia argentina? ¿Por qué no repudian los griegos, portugueses, españoles e italianos, a sus deudas que con toda seguridad son espurias, para entonces adoptar una versión del modelo kirchnerista que tanta felicidad nos ha traído?
La respuesta a dichos interrogantes es sencilla: a los habitantes de los países actualmente ricos, en que el ingreso per cápita es dos o tres veces más alto que el de aquí y los servicios sociales son más que adecuados, no les gusta para nada la idea de un futuro argentino en que buena parte de la clase media se haya visto privada de lo que a través de los años había ahorrado y se haya ensanchado hasta extremos apenas imaginables el abismo que separa a un puñado de adinerados de una multitud de pobres, cuando no de indigentes, que dependen de la largueza estatal".

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