martes, 6 de septiembre de 2011

Clarín: carne podrida con mala leche

Uno se imagina al periodista de este conglomerado mediático en frente del teclado y secándose los sesos para ver cómo transforma una buena noticia en algo negativo, peyorativo, deslegitimador, cuando no puede agregarle la K inquisidora y corrupta.
Entonces, cuando se entera de que dos empresas que estaban en manos extranjeras pasan a ser nacionales poco le importa que esto redunde en más trabajo local, que sus ganancias se quedan acá, que se reinvierten en beneficio de la sociedad. No. Lo que lo desvive es la agresión barata contra los objetivos de construir las condiciones económicas para un desarrollo de todos.
¿Es por convicción o simple presión editorial? ¿Sale solo o todavía deben esforzarse? ¿Han desarrollado mecanismos psíquicos sublimadores o algo les pica en su conciencia? ¿Están conformes con su tarea o lo asumen como reglas del juego coyuntural? ¿Se reconocen como profesionales del arte o simples prostitutas de la información?
Cuesta pensar en personas que puedan soportar la presión diaria de tener que destruir todo, quizás no por deseos propios sino por el látigo del amo que nada repartirá entre ellos.

Gracias a Víctor Manuel Testani por el dato.

1 comentarios:

AntiKK(Antikingkong) dijo...

Sale todo de la misma vaca, por eso...

Publicar un comentario