domingo, 13 de noviembre de 2011

El mundo de La Nación

Es paranoico, pero a la vez enciclopedista, casi de diccionario viejo con tierra que uno recupera sin querer. Sirve para saber qué ilusiones todavía guarda una pequeña porción de hombres poderosos y sus acólitos que siguen leyendo la realidad con los viejos modelos noventistas del simulacro y el rédito sólo individual, como si esa predisposición desconfiada y de mal humor constante les permitiera superar climas adversos como los del 14A y el 23O rápidamente a partir de construcciones del mismo tipo que le critican a su tan odiado kirchnerismo.
Así, desfilan los deseos fuertes de que el modelo económico se parta en dos y ahora toda la confianza está puesta en el dólar y sus corridas, como antes fue el Campo, la crisis financiera del 2009, la inflación que se iba a descontrolar. Van saltando de causa probable como el jugador de ruleta que nada ha ganado y quiere salvarse con un pleno aislado en medio del paño vacío. Volver a creer en los economistas que nunca la aciertan es una práctica habitual del público cautivo de La Nación, profesión que además permite volver a esos 90's durante los cuales la economía domaba a la política.
"Crecimiento económico del 4%, inflación en el 25%, dólar en torno de 5 pesos, déficit fiscal y de cuenta corriente, todo en un mundo menos favorable en términos financieros y comerciales constituirán los grandes trazos de la economía argentina en 2012, según la proyección de los economistas, que advierten que si el Gobierno aumenta las restricciones cambiarias la situación incluso podría empeorar", megapronostica Kanenguiser, como cuando Ávila prometía un dólar de 10 pesos en 2003 por el triunfo K y no de Menem o las ansias de Biolcati de tener que importar carne, leche y trigo. No importa (Zaiat bien lo sabe). La cuestión es meter miedo y obturar el clima de optimismo que aún tienen cada vez más personas en el país.
Además, le sumamos que el gobierno está muy nervioso, perdido, no saben nada de economía y en octubre ganaron porque los de la Oposición son unos inútiles bárbaros que no supieron aprovechar estos microclimas que les regalamos todos los días, aunque la realidad se encargue de desmentirnos (por ejemplo, el dólar clavado y las reservas con igual poder de fuego para repeler nuestras jugadas cambiarias, a pesar de que ya pasaron dos semanas). ¿Y quién escribe esa crónica llena de información sin chequear y que es difícil de saber de dónde la saca porque remite a reuniones privadas que sólo los protagonistas podrían revelar? Justo en un gobierno especialista en cerrarse, con mesa re-chica, con concentración en la toma de decisiones, sólo tomadas por una sola persona, la Presidenta; todo esto, lo cambiamos mágicamente cuando Obarrio tiene que dejar de patear puertas, caliente porque lo desnudaron en sus peores prácticas y volver a escribir sobre este gobierno que aborrece diariamente, como muestra en su cuenta Twitter (¿dónde quedó la objetividad tan prometida, no?)
Y qué mejor señal de que la economía funciona muy mal (a pesar de que hace tres semanas atrás sosteníamos que Cristina había afando en las elecciones por la economía que funcionaba muy bien y no por acción de este gobierno, suertudo como pocos por el viento de cola de afuera, a pesar de que afuera se caen como moscas desde hace años. Pero bue...) que ver cómo están las provincias, es decir, todo el país está en déficit. "La oposición ya encendió las alarmas: de persistir esta situación de ahogo fiscal, los gobernadores no tendrán otra alternativa que someterse a la voluntad de la Casa Rosada y canjear sus favores por lealtad política, sostiene. La luna de miel entre la Nación y las provincias tocará su fin pronto, en enero del año próximo, cuando venza el período de gracia del programa de desendeudamiento que lanzó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en mayo de 2010 para aliviar la situación financiera de las provincias", anuncia Serra para inmediatamente volver sobre la idea de que la Nación aprieta a los gobernadores con la caja y así los disciplina (que cambiaremos cuando sea necesario mostrar algún Urtubey, De la Sota, hasta un pretendido Scioli (en la crónica de hoy se repite el ya enternecedor "Vienen por todo"), como que se le rebelan a CFK aunque sepamos que no es así). Por su parte, Oviedo ya habla de recesión, como apurándose un poquito, pero bue...
De la misma forma que el gobierno nacional presiona a los medios privados (ya no son más independientes. Se dieron cuenta que seguir con esa falacia es medio como masoquista y ahora vamos directamente al origen de los propietarios para alimentar el prejuicio de Doña Rosa de que los públicos los paga con su plata y a los privados no, por lo tanto pueden hacer lo que quieran. Ante esto, una pregunta: ¿los medios privados no se financian con publicidad? ¿Y quién le compra sus productos a las marcas anunciantes? Ya más tarde se darán cuenta y la cambiarán por una nueva recategorización que intente una vez más separarlos de esos militantes K que se las dan de periodistas) con la pauta oficial y premia a sus medios amigos. Ése es el eje central de una buna crónica de inicitiva de Pikielny que, por primera vez en mucho tiempo en La Nación, intenta romper con esa burbija autoimpuesta y rescata el testimonio de ambas partes involucradas en el conflicto y sopesa opiones de TNmbaum y Wainfeld, de Magda Ruiz y Russo. Algo es algo...
Pero cerramos con una mezcla entre los términos kirchnerismo, toma de tierras y barras bravas, para no dejar de alimentar el espíritu ya rajado por tanto odio de clase y esfuerzo por ratificación de realidades autoimpuestas, no si antes dejar de leer a Joaco que se queja porque "Ellos son así", los consuela con un "El kirchnerismo es una creación política (exitosa hasta ahora)", se contenta con un "La votaron masivamente, y masivamente se llevaron los dólares de los bancos", repite "Todos ignoran todo" y "La Presidenta se encerró, sola", y cierra con una nueva amenaza que retroalimente aquélla paranoia de los que tienen miedo del monstruo que sólo ellos prefieren ver: "El presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, fue testigo casual de la psicosis social sobre el dólar y de la desconfianza en los que mandan. En un almuerzo con importantes empresarios, éstos le preguntaron si el Gobierno podría acceder a las cajas de seguridad de los bancos. Lorenzetti respondió rápido: La jurisprudencia histórica de la Corte protegió la inviolabilidad de las cajas de seguridad . Es decir, sólo las pueden tocar sus dueños. Lo que el juez no dijo, o no quiso recordar, es que la propia Corte ya le había advertido a Echegaray, en medio de la crisis local e internacional de 2009, que el tribunal no permitiría que nadie se metiera en las cajas de seguridad de los bancos".
Y esto no es todo: quedan Marianito preocupado por los acuerdos traicioneros de CFK y por sostener a Maurizio hasta el 2015, Valiente Noailles reusando la vieja argucia de que es el gobierno el que se hace mal, no hay otros (interesados); Cabot se regodea en la boca con el desempolvado "dólar paralelo"; inclusive un pedido a la Mesa de Enlace para que se rearme y un nuevo ataque extemporáneo contra las Madres (con captadas, cooptadas, manchadas y todo eso). Un mundo que permite fijar una realidad que está corrida 20 años o directamente un siglo y lo lleva a Fernández Díaz a creerlo, aunque irónicamente, y regalarse un esperanzador "Terminar con la excepcionalidad de estos años ardorosos para entrar en la regularidad de un país normal". Corrido de los intereses de un colectivo mucho más amplio que una empresa paraperiodística que tira sus últimos manotazos antes de perder su principal negocio y ver cómo sus más altos directivos afrontan juicios por crímenes de lesa humanidad.

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