sábado, 7 de abril de 2012

Perfil: "Las Malvinas no son argentinas". Clarín: "Todo es producto del fanatismo K"

Daniel Waissbein (crítico literario): "Los malvinenses prefieren ser súbditos británicos. Ello les confiere ventajas. Se desempeñan en un estado de derecho verdadero y gozan de muy alto nivel de vida. Disponen de un servicio nacional de salud, gratuito, obligatorio, sin excepción, que es modélico; se amparan en una Justicia accesible, rápida e imparcial; cuentan con algunas de las mejores universidades, bibliotecas e instituciones científicas de la tierra, desconocen la burocracia y la corrupción; el Estado los protege, no están a su merced. Son beneficios de los que gozan también quienes residen en el Reino Unido o sus territorios, cualquiera que sea su nacionalidad. ¿Por qué habían de aceptar los malvinenses, entonces, nuestras imperfecciones sociales? ¿Qué ventaja podría redundarles? Ninguna, sino lo contrario.
¿Debemos lamentarlo? Claro que no. Alegrémonos en cambio de que en pleno hemisferio sur, en un lugar por demás remoto, frío y lluvioso, exista un pequeñísimo ejemplo de la sociedad a la que debemos aspirar, pues nos asiste todo derecho a querer imitarlos y querer gozar en nuestro propio medio de los mismos beneficios que ellos en el suyo. Lejos de amenazarlos, deberíamos cultivarlos, con visitas e intercambios, para aprender de ellos lo mejor de lo que tienen y brindarles a la vez lo mejor de lo que nos distingue como pueblo: espontaneidad, calidez, entusiasmo, optimismo, buena voluntad.
Durante muchos años la escuela nos enseñó que “las Malvinas son argentinas.” Es mentira. No lo son, no lo fueron y lo más probable es que no lo sean nunca. Tal cosa no nos empobrece ni nos disminuye. Es hora de hacerlo saber y aceptar: redundará en beneficio de todos".
Vicente Palermo (politólogo): "La agitación malvinera, sobre todo, expresa la forma en que se conjugan la adhesión a la causa Malvinas con la concepción providencialista del paso de los K por la presidencia y con la autopercepción salvacionista que los anima desde un comienzo. Esto es, los K han protagonizado – según ellos y sus epígonos – un giro radical en la historia argentina, han encarnado con espíritu misional la exaltación de la dignidad nacional y la construcción de la política al servicio del pueblo. Si es así, si pueden atribuirse a sí mismos, gracias al triunfo de la voluntad, la recuperación de la nación, ¿qué obstáculo insalvable podría haber para la recuperación de las Malvinas? Si desde 2003 la Argentina se ha puesto de pie, ¿cómo puede caber en la cabeza de un kirchnerista que se respete que no tenga lugar el consiguiente avance en el camino hacia la soberanía en Malvinas? Quizás no todavía la recuperación plena de las islas, pero sí algún resultado palpable, como una cierta disposición británica o la regionalización de la causa – y así de hecho es interpretada la (¡reticente!) aquiescencia de los países sudamericanos a acompañar la ofensiva diplomática argentina.
Me temo que de estas elevadas expectativas se siga una frustración no menor. Pero, ¿por qué afirmo que es esto más peligroso que la manipulación y las cortinas de humo? Es que la política de los K ha estado más lejos de la manipulación que del fanatismo".
Gustavo García (investigador del Ateneo de Estudios Internacionales): "El 17 de Febrero de 2008 un importante acontecimiento sucedería en la península de los Balcanes, generando opiniones encontradas entre los más destacados analistas internacionales de los más variados rincones del mundo. Estamos hablando de la declaración unilateral de independencia de Kosovo, Provincia Serbia, que durante siglos fue el epicentro de los conflictos entre los diferentes reinos y Estados que alguna vez  han ocupado este singular territorio.
En el caso de las Islas Malvinas, si bien hay factores que no coinciden con el caso kosovar, ya no son muchos los que piensan que las políticas que el Gobierno argentino vienen llevando adelante sin lograr sentar a la mesa a los británicos para discutir la soberanía sobre las islas, podría ser aprovechado por los ingleses para generar una imagen tendiente a victimizar a los isleños frente al aislamiento que la Argentina parece estar generando en el continente para presionar a las autoridades británicas. Ello podría terminar incentivando al Gobierno inglés, como última instancia y frente a los escasos argumentos jurídicos para sostener la actual situación, a llevar a los isleños a declarar su independencia.
El caso de Kosovo nos debería dejar la enseñanza de que el gobierno argentino no debe contribuir a convertir a los isleños en víctimas de las medidas adoptadas, sino mejor, en usufructuantes ilegítimos de beneficios económicos que no les corresponden. También es importante no perder de vista el papel que las Naciones Unidas pueden llegar a jugar a pesar de los sólidos argumentos jurídicos e históricos con los que cuenta la Argentina. No hay que olvidar que las Naciones Unidas además de ser una institución que defiende la vigencia del derecho internacional, es un organismo eminentemente político".

1 comentarios:

Sebastian Decilia dijo...

Andate a vivir a la c d t h con los ingleses

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