miércoles, 27 de junio de 2012

La cárcel de Moyano, para la etnografía de Sarlo

La misma que viene cercenando la libertad de los que se oponen a CFK, desde los más honestos en su contradicción hasta los arribistas que sólo quieren desgastar para que todo se rompa. Jaula discursiva que redunda en que esto es una dictadura, la soberbia, la 1050, el relato K, los medios "pautadependientes", que "esto es lo mismo que los 90's",  y las mentiras y excusas del más variado color: "Vamos a juntar 150 mil personas". Fueron apenas 25 mil. "Esto es un paro de Camioneros, no de la CGT", quiso justificar Moyano ante la escasa concurrencia. "Los dirigentes que no vinieron es porque los apretaron desde el gobierno, no porque no quisieran estar". Es decir, la oposición (acto legítimo y enriquecedor) al kirchnerismo no es que sufre de debilidad y escasez de fuerzas (también) o que ningún partido político no puede usufructuar un supuesto mal humor social extendido (también) sino principalmente adolece de un discurso (relato, si quieren) que deje atrás todos los tópicos que la sociedad, en las urnas, mató el 14A y el 23O por pecar de elucubraciones de profetas errados y quejas propias de Doña Rosa. Al rubio Hugo le acaba de pasar: en su intención por criticar al kirchnerismo cayó hasta en el "Señora Presidenta" del doctor Nelson. Barrotes retóricos desgastados que poco aportan, apenas si una impostura para sumar adeptos caceroludos para supuestamente lograr una fuerza física y así soñar con sentarse a negociar con CFK de par en par. El tiro le salió por la culata: desde hoy es más débil, no sólo por las adhesiones vergonzantes -desde la Pando hasta Clarín- sino porque el rol que le adjudicó TN el otro día ("jefe de la oposición") estaba sustentado en lo visual, no en lo real. Hoy, acaba de comprobarse de la peor forma. Si hasta tuvo que hablar de su propia foto del pasado y prometer que no tiene intenciones destituyentes. Es decir, terminó hablando del discurso del gobierno. Apenas intentó revertirlo con el peronómetro, para revitalizarse dentro de la interna sindical. Quizás, en este marco teórico confuso, Bety, desde la Plaza (foto), pueda ayudar a su compañero Adrián Ventura, que desde que terminó el wishful thinking discurso moyanista sólo repite, magnettizado: "Moyano se mostró conciliador y pidió diálogo". Quizás, otra vez, como a los caceroludos, les diga: "No saben organizarse". Desde acá decimos: "No saben renovarse".
ACTUALIZACIÓN DIVINA

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