lunes, 20 de agosto de 2012

De no querer escucharla más, a la ridiculización, y vuelta

De una punta a otra, ciclotímicos, los férreos opositores a todo lo que sea K (más, después de un programa como el de ayer de su guía espiritual, que los hizo descubrir a Insfrán y el norte argentino -a propósito: ¿el radicalismo seguirá siendo fuente de información para los programas de La Nata? Ya van 3 domingos consecutivos. Anoche, un ex diputado radical formoseño, más el dipuverde Forte sobre los murales de La Cámpora que informábamos en un post anterior-) todavía no se recuperan de la sorpresa doblemente fatídica del 14A y 23O que la Yegua los atosiga con más apariciones por su ahora odiada cadena nacional (odian la cadena nacional, ¿se dan cuenta?), que son como dagas en el medio de su corazón republicano e institucionalista, aunque también haya algún lugarcito para la actitud autoritaria de querer callarla, como tapándose las orejas con las manos y exclamando a lo Quico: "Cállate, cállate, que me desesperas".
Exponente máximo de dicha actitud huidiza de la realidad (qué palabrita, ¿no? Huidiza, digo) que no le responde (especialmente en sus cruciales momentos electorales), el dr. Nelson pasó de la esperanza de cáncer de principios de año a la rabia contenida por el diagnóstico equivocado que canaliza por el irritado "Aló Presidenta" y una incipiente serie de descalificaciones que van de "Usted no entiende nada, Señora Presidenta" hasta "Usted da vergüenza, Señora Presidenta", hasta el psiquiátrico "Usted necesita ser controlada, Señora Presidenta" del jueves pasado. Hoy se turbaba con la Gestafip, que ayer le enseñó Joaco (ay, la cadena, la cadena...), para repetir: "Miedo, miedo, miedo. ¿No va a hacer nada, señora?":
Pero también se puede identificar este rasgo de resignación opositora en párrafos como los que siguen, con símiles prototipos de la impotencia anti K, monopolizada todavía por el simple quejismo y la anécdota orgásmica (hoy El Sirviente pide cárcel para Víctor Hugo, por poner un ejemplo estéril), pero que sirve para el instante, como si su accionar político fuera dominado por la lógica del videoclip, cuando una imagen es sucedida por otra antes que la primera fuera ni siquiera procesada, ya no orientada a una práctica política (atrás ya quedaron el hambre, el dólar ilegal o la catástrofe de Once, haciendo un rápido random).
Pero vayamos a esos trozos de texto, expresivos de la desorientación del a.k.a Grupo A (ahora probando con una amontonada como la de Rosario, tras un significante aglutinador como oponerse a una supuesta futura intentona reeleccionista de CFK. No hay mucho más que eso -y esto-):
"Evoca la cuna parlamentaria el historiador Luis Alberto Romero, pero para marcar una involución. "Antes, ella tenía estilo congresista, ahora es de patio de conventillo o cómico de televisión; recuerda a aquel personaje que hacían Jorge Luz y Porcel, caracterizados como comadres de barrio, con tono sobrador y frases con segunda intención".
¿Imita a Eva Perón en el uso del lenguaje popular? "Evita -responde el autor de Breve historia contemporánea de la Argentina - era muy cuidadosa en el lenguaje de los discursos públicos; sí hay registros de que con sindicalistas o diputados, en privado, usaba un tono zafado y patronal, con ese tuteo que espera que el otro le conteste «señora», es decir, donde no está implícita la reciprocidad." El filósofo y sociólogo Emilio de Ipola es más cáustico sobre la actual Cristina Kirchner: "Animadora, ocurrente, espontánea, desenvuelta, ligeramente artificial, parece a veces una señora «bien» paraguaya, que habla guaraní sólo a sus domésticos".
La mayoría de los especialistas consultados desestimó la existencia de una intencionalidad provocadora respecto de las audiencias críticas. De Ipola, en cambio, opina que irritar es un objetivo buscado. Dice que el discurso "irrita a sus enemigos y es celebrado por sus adherentes", pero que no es eficaz entre los llamados destinatarios indirectos, los indecisos, a quienes "les produce una impresión más bien penosa".
Parece que la semiótica es un campo de refugio para los heridos de tantas batallas perdidas ante la Diktadura (que crece tanto como el onanismo opositor: 22% en 2003; 45% en 2007; 54% en 2011. ¿2015?), ansiosos porque la economía quiebre de tal forma que otra vez les dé la oportunidad de convertirse en la Unión que venga a deskirchnerizar la Patria.

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