lunes, 10 de septiembre de 2012

El sueño de Pepe

"La Presidenta parece decidida a romper lazos con un sector de la sociedad. Ni siquiera parece interesarle que amplias porciones de la clase media, que la votaron en tiempos menos turbulentos, le produzcan merma en su generoso caudal electoral, alejadas por la virulencia de su palabra. Sus discursos son ya sermones. No parece la suya la voz de una demócrata, como siempre la conoció la sociedad, sino la de una autócrata a la que sus funcionarios deben primero temerle, luego obedecerle y si no lo hacen, atenerse a las consecuencias.
Carlos Fisas, un periodista y divulgador catalán, cuenta en su libro “Frases que han hecho historia” el caso del emperador romano Aulo Vitelio, llamado el Germánico. Dice que había sido un guerrero valeroso, pero cuando fue proclamado emperador en el campo de batalla de las Galias, dijo aquello de “el cadáver de un enemigo siempre huele bien, especialmente si es el cadáver de un compatriota”.
Por sus abusos de poder, finalmente se le sublevaron los pretorianos y otras guardias del ejército. Derrotado, Vitelio quiso renunciar para salvar su vida, pero la plebe romana, incitada por los mandos militares, impidió su huida y fue estrangulado por manos anónimas. El discurso de sembrar miedo, finalmente, le sirvió de poco".
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Pagni, más modesto, prefiere enterrarla: "El objetivo de Scioli es que el oficialismo haga en la provincia una elección mediocre: ni tan mala que complique una sucesión administrada ni tan buena que habilite una reforma constitucional con reelección. En La Plata festejaron la encuesta de Management & Fit, la consultora de Guillermo Seita -el eterno padrino de Amado Boudou-, donde se consigna que el 54% del público rechaza esa reforma.
El kirchnerismo ultra no concibe ese escenario e insiste en modificar la Ley Fundamental. Algunos promotores, como Ricardo Forster, todavía juegan a las escondidas. Sostienen que no se trata de conseguir la reelección, pero aclaran que la constituyente es soberana. El entusiasmo los ciega ante una paradoja. Con los números actuales, es casi imposible que el Gobierno consiga la mayoría en una elección de constituyentes. Tendría que resignarse a ser la primera minoría. ¿Qué sucedería si, reunida la asamblea, un hipotético "grupo A", de inspiración republicana, redactara una Constitución "opositora"? Es decir, si eliminara los decretos de necesidad y urgencia, los superpoderes, el control del Ejecutivo sobre el Consejo de la Magistratura. Los candorosos apóstoles de la Presidenta tal vez la estén llevando a una encerrona. Ya le pasó al padre de todos los filósofos: distraído en la contemplación del universo, terminó atrapado dentro de un pozo".
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