lunes, 29 de octubre de 2012

Ursula K: género, sexo, guerra, racismo y crisis

"-El País: ‘La mano izquierda de la oscuridad’, con esa gente que posee potencialmente los dos sexos y puede hacer el amor indistintamente como hombre o como mujer en función del estímulo, y luego ser padre o madre, está cargada de reflexiones sobre el género y la identidad sexual.
-Le Guin: Tienes que considerar cuándo fue escrita, 1969. Entonces toda la cuestión de género era diferente. De los hombres, por ejemplo, no se esperaba que entendieran a las mujeres, sino lo contrario. El protagonista, Genry Ai, el diplomático humano que visita el planeta, enviado del Ecumen, los mundos asociados, es muy naif en su observación de los habitantes de Invierno y su desconcertante sexualidad. Escribí el libro desde el punto de vista de un hombre, prisionero de su virilidad.
-El País: Cuando trata de explicarle a un alienígena hermafrodita lo que es una mujer, no puede hacerlo, y se da cuenta de que las mujeres le son más extrañas que los extraterrestres porque con ellos al menos comparte un sexo. ¿Somos muy diferentes hombres y mujeres?
-Le Guin: [Ríe]. Sí y no. Escribí ese libro para trascender el género y mostrar que la humanidad no está en el sexo, ni en uno ni en otro (y también por el placer de escribir esa frase: “El rey estaba embarazado”). Pero el género es tan importante para nosotros… Muchas sociedades siguen articuladas con la idea de que la mujer existe para servir al hombre. También quise mostrar un mundo sin guerras. Antropológicamente, en buena parte las guerras parecen una forma en que los hombres buscan más poder, honor y control. Compiten con otros hombres por ello, lo que me parece muy primitivo, muy básico. Hay una dureza y un salvajismo irreductibles en los hombres. Algunas mujeres también los poseen. Pero es un rasgo propio de los hombres y que ha caracterizado a las sociedades que han dominado. La idea de la competitividad, de la necesidad de un jefe, de la jerarquía piramidal. Las mujeres no jugamos en general a ese juego. No es que no seamos competitivas, pero no necesitamos batir al otro. Parece una base más sabia para una sociedad.
-El País: ¿Qué opina del feminismo?
-Le Guin: Me he identificado como feminista muchos años. En la actualidad, la palabra se interpreta en tantas maneras conflictivas, muchas de ellas ignorantes u hostiles, que raramente la uso. Si una feminista es alguien que piensa que el género es en gran medida una construcción social, y que nada justifica el dominio social de un género sobre otro, entonces soy feminista.
-El País: En ‘La mano izquierda de la oscuridad’, los protagonistas, el humano viajero y el político local hermafrodita, Estraven, no tienen relaciones sexuales entre ellos, aunque la situación parecía conducir a eso cuando el segundo entra en estro, en celo (kémmer), y no hay nadie más a mano.
-Le Guin: Me pareció importante que no las tuvieran. Hubieran descubierto qué diferentes son. Habrían perdido el contacto que les había costado tanto lograr. El acercamiento había sido muy lento, superando prejuicios y malentendidos, y el sexo los habría vuelto a separar.
-El País: Nuestra parte ‘voyeur’ de lectores lo lamenta, nos habría gustado ver ese coito tan curioso.
-Le Guin: Claro, fisiológicamente no había problema, podían tener relaciones. Pero entonces yo no podía mostrarlo. Tuvo que quedar ahí un agujero, un vacío. Yo era muy joven, y Estados Unidos, muy puritano. ¿Has leído Coming of age in Karhide? Es un relato que escribí mucho después. Ahí sí se explica pormenorizadamente cómo es el sexo en Invierno-Gueden, pormenorizadamente, clitopenis incluido. Completa la novela en cierta manera.
-El País: En relación con ‘Un mago de Terramar’, por la experiencia del protagonista con su lado oscuro, su sombra, a la que ha de vencer, se ha hablado de su interés por Jung.
-Le Guin: Sí, lo tuve, ya no. A los 40 años, en un momento de oscuridad personal, me fue muy útil. Leí mucho su obra. Curiosamente, mi padre era freudiano, incluso había analizado a gente, y detestaba a Jung. Jung me ayudó, pero decidí no ir más lejos. En todo caso, escribí Un mago de Terramar antes de conocer las ideas de Jung. Fue una convergencia.
-El País: ‘Un mago de Terramar’ y sus continuaciones son muy conmovedoras. Es difícil no sentirse tocado.
-Le Guin: Lo que más me enorgullece es la cantidad de gente de color que me ha agradecido que el protagonista fuera de raza negra, como lo es también Genry Ai en La mano izquierda de la oscuridad. Me dicen que eso les abrió la puerta a identificarse con el personaje y a sentir que les concernía la literatura del género. En realidad, no me gusta la piel blanca. Hoy es habitual, pero hubo una época en que poner que eran negros los protagonistas te hacía perder lectores.
-El País: Uno de sus libros señeros y más conmovedores, ‘Los desposeídos’, trata sobre dos mundos, uno de los cuales es pobre y el otro rico, y es desde el primero desde el que llega la aportación clave que catapulta a la humanidad a las estrellas. Un bonito mensaje en estos tiempos de crisis.
-Le Guin: No sé qué decirle, me parece una crisis tan injusta e innecesaria. Entiendo muy bien a los que se alzan y protestan".
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