martes, 13 de noviembre de 2012

La Nación intenta sacar provecho del #8N

Bartolomé Mitre: ""La limitación de la libertad de prensa en nuestro país afecta a todos. La libertad de Clarín es la libertad de toda la prensa argentina", espetó Mitre. "Tampoco creo que Clarín tenga demasiado poder", evaluó, durante la entrevista. "Estoy en contacto constante con ellos. Somos competidores, pero tenemos buenas relaciones", reveló Mitre.
"Alrededor del 80% de los canales de TV, periódicos y radios ya están bajo control del Gobierno", acusó el director de La Nación. "La intención es lograr un control total de canales de televisión abierta. El Canal 13 es el único con cobertura nacional que pueda ser considerado como independiente. Pero el 7 de diciembre el grupo tendrá que someterse a la Ley de Medios", continuó.
Mitre estimó que "lo más probable es que se concedan treinta días para que Clarín se adecúe a la norma". "Después de este período, todos los canales abiertos en el país será monótonamente iguales, con la agenda establecida por el Estado, y no podrán decir la verdad a riesgo de ser tildados de 'oposición' y perder la gruesa publicidad del Estado", vaticinó.
"El siguiente paso será el dominio de los medios impresos. El gobierno ha dicho que (...) tiene la intención de expropiar Papel Prensa (...) El Poder Ejecutivo podrá determinar cuántas páginas tendrá cada publicación. Es un panorama muy sombrío. Nunca habíamos pasado por algo similar", opinó Bartolomé Mitre.
"Ella me menciona a mí y a Héctor Magnetto como si fuéramos responsables de todos los problemas del país. Es muy desagradable", expresó. "Esta postura de la Presidente no es normal en una democracia", se quejó Mitre.
"Algunas personas en el país pueden viajar y comprar dólares, mientras que otros no tienen nada y no pueden salir del país en vacaciones. Además, las múltiples tácticas para silenciar a los opositores casi terminó la disidencia política. Esencialmente, vivimos en una dictadura de los votos", apuntó Mitre. "Es el peor de todos. Argentina está imitando a Venezuela. Cristina no es tan carismática Chávez, pero la política es la misma", continuó".
Editorial: "La manifestación masiva del 8-N se expresó principalmente en contra de la reforma constitucional, la re-reelección, la mentira, la inseguridad, la presión sobre la Justicia, las restricciones a la libertad y la corrupción.
Estas cuestiones sustanciales deben ser motivo de un cambio en los principios y comportamientos del gobierno nacional. Con la misma urgencia, deben modificarse las políticas de gestión en el plano económico y social.
De no hacerlo nos encontraremos, más temprano que tarde, frente a una situación fiscal y monetaria descontrolada, con consecuencias que el país ya ha vivido y que no desea repetir, y por otro lado, con autoridades que sólo atinarán a resolver semejante descalabro con más abusos de poder y mayores conculcaciones de nuestra libertad".
Fernando Laborda: "pocos días de la multitudinaria manifestación de protesta del 8-N, en la cual, entre otras cuestiones, se reclamó libertad de expresión, un militante kirchnerista hizo la peor confesión que podría efectuar un representante del oficialismo acerca de la ley de medios audiovisuales. Nicolás Cherei, coordinador de la Administración Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) del conurbano norte, aseguró que se realizará "un control a los diferentes medios" con el fin de evitar la presencia de testaferros que permitan a grandes grupos evadir el límite de licencias y precisó: "Si tienen diferentes dueños, vamos a controlar que haya también diferentes estilos editoriales, diferentes técnicos, diferentes periodistas y diferentes camarógrafos". Esta última frase, si bien fue relativizada después por el titular de la Afsca, Martín Sabbatella, podría constituir un brutal sincericidio sobre el verdadero propósito de la legislación sobre medios audiovisuales".
Luis Alberto Romero: "upongamos que el 8 de noviembre fue decisivo para detener el proyecto reeleccionista. Supongamos que Cristina Fernández termina normalmente su período y logra eludir dos alternativas explosivas: el camino de Isabel Perón o el de Luis Napoleón Bonaparte. Imaginemos que en 2015 entrega normalmente el poder a un nuevo presidente, que probablemente será peronista. Supongamos finalmente -y ya es suponer bastante- que el nuevo presidente consigue desarmar, sin grandes conflictos, las infernales bombas de tiempo dejadas por el kirchnerismo.
Puedo imaginar un camino posible que hilvane estas alternativas. Lo que no puedo es imaginar cómo haremos los argentinos para evitar que, antes o después, recomience el ciclo que inició Menem, continuó Néstor Kirchner y remató Cristina: el ciclo que llevó de la "democracia delegativa" al autoritarismo desnudo, al filo mismo de la democracia.
¿Quién podrá hacer frente a futuros caminos autoritarios? Está la opinión pública general, que hoy se manifiesta adversa a ese tipo de gobierno. Pero sabemos que es cambiante y voluble. Los partidos políticos, que deberían encarar esta tarea -PJ incluido-, son hoy una incógnita. Esperamos que todos se hagan más consistentes y creíbles. Pero no lo sabemos. Quizá lo más firme sea una ciudadanía que, aunque no es mayoritaria, atesora aún las convicciones de 1983. Aunque hay razones para ser pesimistas, con el optimismo del corazón debemos fortalecerla, potenciar sus convicciones y ofrecerle las alternativas políticas adecuadas. Es nuestra mejor carta para evitar que, si el kirchnerismo entrara en su fase final, no reaparezca alguna variante de lo mismo".

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