viernes, 21 de diciembre de 2012

#Saqueos: "Pagás menos, llevás más"

Caparrós: "Siempre me sorprendió que funcionara: uno de los grandes misterios de las sociedades contemporáneas es que las personas respeten la propiedad ajena. Es difícil: supone que millones y millones se resignen a una situación donde ven todo el tiempo lo que querrían tener pero no pueden porque hay leyes y policías que lo impiden. Donde les muestran todo el tiempo lo que no pueden, les ofrecen, los invitan todo el tiempo a lo que no pueden: vestirse lindo, viajar, cogerse rubios, andar en coche, comer todos los días. Las cosas están ahí, como si al alcance de la mano; que los millones no estiren esa mano requiere una eficacia extraordinaria de dos herramientas: el miedo, la ideología. El miedo es obvio: si lo agarrás te agarran y te joden; se llama represión, y es indispensable para que todo lo demás funcione.
Pero más todavía la ideología: consiste en justificar que algunos tienen mucho y otros muy poco a través de discursos –relatos– que van cambiando con los tiempos: que los más claros deben tener y los oscuros no: los españoles sí y los indios no, digamos; que Dios le ha dado a unos y quitado a otros; que las mujeres no están preparadas para poseer nada, como sí los hombres; que tiene el que trabaja y el que no tiene es porque es vago o tonto; que, en síntesis, es justo y necesario que quien adquirió por la forma que sea tal o cual objeto lo hace suyo y nadie más puede tenerlo a menos que le dé algo a cambio. La propiedad privada, le decían, cuando se hablaba de esas cosas. Es un milagro –es el gran milagro social de los últimos diez mil años– que tantos millones respeten esa idea, esa ilusión tan laboriosamente sostenida. Pero eso no la hace menos frágil: de vez en cuando –muy de vez en cuando– se rompen ciertos diques y la ilusión estalla. Entonces, de pronto, parece tan extraña".
Leuco: "Un saqueo es un termómetro social. No hay que ayudar a multiplicarlo pero tampoco se puede ocultar. Nos exige a todos una gran responsabilidad: informar con prudencia. No batir el parche frenéticamente para erosionar al gobierno pero tampoco censurar la realidad para chupar las medias. Es un delicado equilibrio. Y el mensaje debe ser siempre pacificador. Ni echar nafta al fuego ni ocultar las llamas. Es un gigantesco llamado de atención para todas las autoridades. Para que moderen ese exitismo militante que todo el tiempo nos pinta el país como si fuera un paraíso y para que nadie aproveche para fogonear un infierno. La situación se complicó tanto que la presidenta tuvo que romper su promesa y enviar 400 gendarmes al mando de un fanfarrón como rambito y rambón. Ojo con los gendarmes, con los desbordes y el gatillo fácil. Ojo que muchos gendarmes están más enojados que los saqueadores".
Fraga: "En estos saqueos, además de una situación económica más dura que el año pasado -aunque no crítica-, inciden grupos radicalizados, bandas delincuenciales y articulaciones espontáneas, en un país cuya eficacia en materia de seguridad es baja, como se evidenció la semana pasada en los disturbios que tuvieron lugar en el mismo centro de la Ciudad de Buenos Aires.
En paralelo a la reaparición de los saqueos, cabe señalar que los cortes de ruta y vías públicas como expresión de protesta han aumentado 52% en 2012 respecto a 2011. El freno de la economía y sus efectos sociales podría ser una explicación suficiente, pero a ello se suman los conflictos políticos y sindicales y los problemas internos en el área de seguridad.
La decisión de enviar fuerzas federales (la Gendarmería) a Bariloche indica que el gobierno ha asumido que los costos políticos que generan los saqueos no se limitan a los gobiernos locales, sino que se proyectan al gobierno nacional, aunque inicialmente tratará de plantear lo contrario".
Juri: "Poco importa si esa gente se robó un plasma -o dos, o tres- para venderlo, cortarlo en pedacitos y servírselo a sus hijos en la cena navideña o para sentarse cómodamente a ver a Tinelli.
Lo que importa es por qué esa gente está rompiendo vidrieras y robando plasmas. Lo que debería preguntarse una dirigencia responsable es si no será que esa gente preferiría tener acceso al trabajo y la educación antes que estar rompiendo vidrieras. Si esos chicos de no más de diez años corriendo con su botín por las calles del conurbano no están en el lugar equivocado".
Federico: "La estrategia de fracturar al movimiento sindical organizado no parece haber sido la más adecuada. Luego de haber alimentado durante años el crecimiento desmedido del Sindicato de Camioneros y haber contribuído a proyectar a su líder con el fin de aprovecharlo para sus intereses, el gobierno decidió fracturar esa unión y trazar una bisectriz errática hacia una atomización peligrosa de las centrales gremiales, recostándose sobre una dirigencia de dudoso pasado. En paralelo, también movió fichas para promover la división de la central alternativa (CTA), a la que sumió en contradicciones poco beneficiosas para una experiencia tan legítima, edificada al calor de la lucha contra el neoliberalismo. Y cerró filas con sectores empresariales tan afectos a golpear cuarteles, como a participar de las fiestas noventistas que organizaba el menemato, mientras rozaba los intereses de otros grupos patronales que se animaron a enfrentarlo en defensa de sus intereses corporativos. Tal vez si miramos con atención entre estas líneas hallaremos elementos para entender que nada es casualidad y que a los saqueadores no los vamos a encontrar entre los fantasmas del pasado, sino entre las grietas mal selladas de este sistema que supimos construir".

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