martes, 22 de enero de 2013

Ante la gira de CFK, desempolvan el "Afuera siempre hacen las cosas mejor que nosotros"

Que es el reverso del masoquista "Somos los peores del mundo".
¿Qué se podía criticar si siempre el pedido fue abrir mercados, relacionarse con el mundo, traer inversiones y bla bla bla? Inclusive, en términos de que el periplo presidencial no contó con la dosis de escándalo necesario para desvirtuarlo pertinentemente, apenas si alguito se pudo hacer con la muñeca, el sombrerito (Lilita quiere uno) y las comparaciones de un desconocido para estas tierras con San Martín y Belgrano (es decir, imposible de hacer entrar la indignación en el común de la gente).
No quedó otra que echar mano al viejo recurso de que el país al que se visita hace las cosas mejor que nosotros y que debemos aprender de él, todo para apuntalar la alicaída agenda opositora, tratando de revivir maltrechos tópicos (el odio que infunde el gobierno en la sociedad, el alto nivel de corrupción no ya que hay en el país sino que muestra la administración K en exclusividad casi).
González (El Cronista): "Más que las postales turísticas que registraron el paso de Cristina Kirchner por Vietnam, sus fotos sonrientes en los hoyos de la guerra o las desafortunadas comparaciones entre Ho Chi Min con San Martín y Belgrano, la verdadera lección de ese país del sudeste asiático es su resurgimiento económico y social.
Vietnam dejó atrás la guerra civil, promovida por la competencia geopolítica y bélica que entonces mantenían los Estados Unidos con la Unión Soviética. Y emprendió la reconstrucción de su país sepultando los odios, abriendo sus mercados, alfabetizando al 95% de su población y convirtiéndose en una de las nuevas potencias de una de las zonas con mayor crecimiento del planeta".
Editorial de La Nación: "Indonesia, como la Argentina, tiene que corregir la ola de corrupción de su sector público. Para ello ha creado una institución especial: la Comisión de Erradicación de la Corrupción. Fundada en 2003, es el corazón mismo del intento de las autoridades locales por desterrar ese mal, por lo menos, de los círculos oficiales. Está presidida por el combativo Abraham Samad, a quien hubiera sido bueno haber entrevistado, aprovechando los kilómetros recorridos.
El público ha depositado su esperanza en la agencia anticorrupción y defiende a Samad. El hecho de que esto esté sucediendo muestra que flota en la ciudadanía la esperanza de poder desterrar de Indonesia ese mal endémico. Sería bueno aprender de esta experiencia".

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