domingo, 7 de abril de 2013

Como no hay libertad de expresión en el país, diario platense acusa de soberbia, corrupta y asesina a CFK

"Si no fuera por la solidaridad de los vecinos, que arriesgaron su propia vida para salvar a los que se estaban ahogando o se encontraban atrapados por el agua, la tragedia seguramente hubiese sido mucho mayor. ¿La razón? El Estado estuvo y está ausente, en todos sus niveles. Tuvieron que pasar varias horas después de que terminó llover, para ver algún gendarme o rescatista mandado por el gobierno. Es más, en algunas zonas, aún hoy no hubo un solo funcionario oficial que se haya acercado a relevar la situación.
La presidenta y su séquito de adulones demostraron una incapacidad y una ineptitud pocas veces vista. Los funcionarios nacionales sólo vinieron a La Plata a sacarse una foto y a hacer prensa, mientras que las medidas que adoptaron con posterioridad resultan absolutamente insuficientes y, hasta en algunos casos, ridículas.
La Presidenta está demostrando una impericia extrema, cuando el universo de personas a asistir ronda las 200 mil. Quizás debe fijarse el ejemplo de Juan Domingo Perón cuando, hace casi 70 años, tras un terremoto que convirtió en ruinas a la provincia de San Juan y provocó 8.000 muertos, logró reconstruir una ciudad con mucho menos tecnología de lo que existe en la actualidad.  No es casualidad: a Perón le sobraba lo que le falta a los K. Es decir, capacidad de liderazgo y saber rodearse de expertos que le permitieron llevar adelante planes estratégicos, con claros objetivos a cumplir.
El gobierno K anunció que, en total, gastará cerca de $300 millones para asistir a los inundados. Una burla. Es apenas el 10% de lo que demanda el Programa Fútbol para Todos, una caja para hacer pan y circo, mediante la cual los K hacen negocios turbios con la AFA. Y baja línea política con publicidades aberrantes, en la falsa creencia de que con eso la ciudadanía comprará el relato oficial.
Una muestra de lo obsceno que resultó la actitud de la presidenta con los inundados de La Plata es que, durante su visita a Tolosa, ni siquiera tuvo la delicadeza de sacarse el Rólex de oro, cuyo valor está estimado en 50 mil dólares.
Cristina mostró semejante frivolidad al intentar rebatir los cuestionamientos de los vecinos indignados, que buscó hacer creer que ella había atravesado por una situación similar cuando, siendo joven, sus “piecitos de princesa” se mojaron durante una crecida del Arroyo del Gato que llegó hasta su casa.
En definitiva, la soberbia y la impostura de la primera mandataria fueron una cabal muestra de que está viviendo en un táper, tal como se dijo varias veces en las páginas de nuestro diario".
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