Mary John 2015

Si desde los medios opositores al gobierno nacional se promueve un movimiento antipolítica que supone que todos los políticos son chorros y malvados, es obvio que esas miles de decenas de cacerolos nunca aceptarán ser guiadas por ningún político. Menos que menos, por íconos de ese rechazo, como De la Sota, Moyano, Macri, Duhalde, Lavagna, De Narváez o cualquier otro aprendiz de adversario al kirchnerismo.
Algunos pensarían que naturalmente dicho rebaño debería ser arriado por su domador, Jorge Lanata, pero algo queda de respeto por las instituciones y seriedad democrática que hace suponer que dicha candidatura provocaría más risas que tracciones electorales de fuste.
Pero sí Lanata puede ir construyendo relatos delictuales para que un sector del Poder Judicial se erija como la última reserva moral de la República y enfrente valientemente, en medio de amenazas, aprietes y descalificaciones, al último intento kirchnerista de quedarse con todo.
¿Qué mejor que un fiscal anticorrupción, sin archivo, mayormente; impoluto; y con apellido bifronte, bigénero, abarcativo a lo Bossé?
¿Por qué no el socio de Lanata, Gabriel Cavallo, actual abogado defensor de Ernestina Herrera de Noble?
Luego de Crítica, los dos ahora están en Clarín.
Bah, se me ocurre.
Además, la construcción de este relato tendría mayor densidad y contacto con la realidad real, ésa de la cual el gobierno está alejado hace tiempo por creer en utopías de la Patria Grande o cosas por el estilo.
"La corrupción mata" es un buen slogan que presenta a este discurso como conectado con los pesares de la gente real, que vive la misma realidá' que la mayoría de los cacerolos dice padecer y que el gobierno no atiende porque está encerrado en una burbuja de pesar billetes y de ver qué nueva maldad puede hacerle al Pueblo Argentino.
Al que vino a dividir.
¿Qué mejor que unirnos todos nuevamente, como estábamos antes del kirchnerismo, detrás de una causa noble de un proceso de manos limpias cacerolo?
El costo que deberíamos pagar es entregar otra elección más, la de este año; en verdad, sería más una confirmación de que al kirchnerismo no se le puede ganar por dentro de la política. Intentemos en 2015 hacerlo desde afuera. Desde los limpios y los honestos.
Como siempre hemos sido.