Y el miedo. Mucho, siempre.
Y "todos chorros", claro.
Su columnista estrella vomita su wishful thinking: "La estrategia kirchnerista se ha subordinado por completo a la necesidad
de salvar a Cristina y ciertos colaboradores de lo que les esperaría si
las instituciones democráticas funcionaran de manera adecuada. Desde el
punto de vista de quienes corren peligro de pasar años entre rejas por
lo hecho cuando se creían impunes de por vida, no les queda más
alternativa que la de dinamitar cuanto antes el sistema judicial,
asegurarse la obediencia automática de los legisladores oficialistas
sustituyendo en las listas a los considerados tibios por personajes de
convicciones ideológicas más firmes, hacer callar a los medios críticos
asfixiándolos, y blanquear dinero de procedencia dudosa, o sea,
intimidar a la sociedad para que se resigne a ser gobernada por lo que, a
juicio de cada vez más personas, es una banda de saqueadores impúdicos.
Dadas las circunstancias, es comprensible que el Gobierno haya
emprendido una ofensiva frenética contra la Justicia y la prensa aún
independiente; muchos oficialistas tienen motivos de sobra para sentir
miedo".
Mientras tanto, el vocero del poder económico, ayer, en el diario del Colo, daba cuenta de que "las encuestas más serias y la realidad cotidiana parecen
indicar que luce difícil pronosticar un triunfo contundente de Cristina
este año. Pero estos augurios no calman la ansiedad y la preocupación
que se transmite en la mayoría de los directorios de compañías locales y
sobre todo extranjeras. En los diarios y en las encuestas todos dicen
que Cristina está complicada, pero también votan 14 millones de personas
que todos los meses reciben un cheque del Gobierno.
Estas
semanas, a la vez, los especialistas ya están hablando de que la
economía seguirá básicamente igual hasta las elecciones, o aún mejorando
algo por la cosecha récord, sector automotor en una isla de felicidad,
obra pública, algo de construcción privada porque el dinero blanco no
puede salir fácil del país, más la montaña de pesos que el Gobierno
seguirá inyectando en el año electoral vía el empleo público, subsidios,
jubilaciones y asistencia social. Nada indica que la cosa vaya a
empeorar demasiado, y ayuda mucho el dólar más calmo por la intervención
muy activa del Gobierno. A juicio de los profesionales del dinero,
todavía tiene muchas fichas el Banco Central para sostenerlo quieto
hasta las elecciones".
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