viernes, 5 de julio de 2013

Clarín elogia al gobierno nacional

Y hasta Bety parece linda, como muchos siempre se encargan de aclarar que era...
"En el texto “Cabezas rapadas y cintas argentinas”, Beatriz Sarlo cuenta la historia de Rosa del Río, hija de inmigrantes que, cuando llega a ser directora de una escuela, decide cortar el pelo de algunos de sus alumnos en el recreo, sin siquiera hablar previamente con sus padres: “Le expliqué al peluquero que quería que les cortara el pelo a todos los chicos que habían quedado en el patio, que el trabajo se hacía bajo mi responsabilidad y que se lo iba a pagar yo misma”.
Este episodio describe el rol que tenía la escuela en ese entonces, que imponía y uniformizaba. Al respecto, Sarlo sostiene: “La 'gran escena' de las cabezas rapadas puede ser leída en términos de la realización práctica de un bloque sólido de ideas y prejuicios: racismo, higienismo autoritario, ausencia de todo respeto por la integridad y privacidad de los alumnos que el Estado y las familias le habían confiado esa misma mañana del primer día de clases”. Esta situación sería imposible de pensar hoy en día, ya que hay mucho mayor respeto a las tradiciones y costumbres del otro. Pero Sarlo aclara que la lectura escandalizada que se tiene actualmente de ese episodio difiere completamente de la que había en ese entonces, además de que la autoridad de la escuela parecía inapelable, motivo por el que nadie se quejó por los cortes de pelo.
Sobre las diferencias entre aquella escuela y la de hoy, Pablo Pineau, especialista en Educación, docente de la UBA e investigador y profesor de FLACSO, reflexiona: “Después de un siglo XX en donde primaron miradas excluyentes, tremendas, racistas, xenófobas, violentas, en los últimos diez años estas políticas sin lugar a dudas han cambiado. Se puede ver que el discurso de la Nación que circula en la escuela es otro, con la idea de integración del otro y el rescate a los pueblos originarios, por ejemplo. La escuela pública sobre todo ha logrado mover esas cuestiones”.
Guardapolvos blancos, cabezas rapadas, bases y puntos de partida para ser argentino. Delantales que antes uniformizaban bajo el discurso de la pulcritud y de la higiene -que durante muchos años incluso llegó a ser una materia-, y que hoy igualan con el otro aunque respetando la diversidad. Un mismo objeto, planteado de manera distinta según cada contexto".
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