martes, 10 de diciembre de 2013

30 años de Democracia: 9 mil pesos de básico para todos

Lindo debut de la Liga de Gobernadores, ¿no? Después de todo, dicen que ellos tienen mayor cercanía con las necesidades reales de la gente, ¿no?
Nadie podrá impedir que cada sector laboral quiera aumentos de hasta el 150% como los que han obtenido los blue de media Argentina a fuerza de presión y uso de herramientas envidiables como crear las condiciones para que una ciudad entera o sólo un negocio (pero viralizado por las redes sociales) sean saqueados.
Habrá que tener plata para dar semejante salto en la calidad de vida (¿o nivel de consumo?) de los trabajadores argentinos (algunos de ellos ya tienen algún básico similar. ¿Hugo?).
¿Cómo quedan los pisos del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias?
¿Se financiará con el fin de los subsidios a los que no los necesitan?
¿Quién no necesita un subsidio?
¿Cómo van las cuentas, Capillof?
¿El aumento en 50 mil millones del gasto que autorizó Amado antes de irse (no, todavía no se fue. Cuando volvió a ser vice) era para esto?
Reitero: ¿qué dice Inteligencia?
¿Y Pérsico y el Chino?
Para colmo, un desubicado tira que un estado de sitio sólo es eficiente con la fuerza de represión bien paga.
Versiones alocadas e insultantes inclusive para una inteligencia media cacerola pero que emergen en el momento de mayor debilidad de las presidencias de Cristina. Con asistentes que tardan una semana en tirar una teoría conspirativa (cayó un massista en la volteada). Abal Medina era más rápido.
Sólo que esta vez esas teorías no sirven ni para la tribuna.
Acá el problema es mucho más profundo que un intento desestabilizador de trabajadores que quieren ganar bien, sean policías-saqueadores o no.
Los que todavía no han pedido acceder a ese sueldo básico de 9 mil pesos (¿cómo queda el resto de países latinoamericanos con respecto al nuestro? Como de acá a Alaska, ¿no?) se preparan en las gateras de fin de año (no se esperaban este cliffhanger, ¿no? No fueron sólo saqueos fácilmente desacreditables), sin espacio para los gobiernos provinciales de decirles que no, a menos que deseen que todo termine de explotar (aunque se podría pensar que obligaría a varios de ellos, por ejemplo, a actualizar el Inmobiliario Rural. Ahí tienen una buena fuente de financiación de este mayúsculo incremento salarial -van a tener que pensar en varias más-).
Sectores más acostumbrados a la protesta y la lucha por sus derechos ven con asombro cómo una fuerza no sindicalizada y con una economía de recursos que sólo despierta incredulidad (a lo sumo un arma reglamentaria y un par de guachines 2.0) y envidia (¿sana?) logran eso que apenas era su techo para seguir bajando y logar un aumento módico del 30% y exhibirlo como una victoria épica en el camino largo de una digna recomposición salarial.
Hasta se muestran más democráticos que nadie al decidir todo en asamblea, figura emblemática de los sectores más red-izquierdistas y símbolo del sueño de la Patria Socialista.
Al final de cuentas, un 2013 que concluía sin bono navideño ni sonrisas de Papá Estado se ha transformado en uno donde va a haber mucha más plata en la calle.
Duda: ¿cómo querrán apoderársela los empresarios?

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