lunes, 13 de enero de 2014

Sin estribos: para La Nación, el Fútbol Para Todos es inmoral, cruel, monopólico y fascista

Justo el día que tuvo que quejarse -¡en tapa!- por un Ejército con muchos generales (de los más grandes milagros K, sin dudas), el diario de Bartolo sigue agravando su espiral cacerolo-violenta y la emprende -ooooootra vez- contra la propaganda oficial durante las transmisiones de los partidos de fútbol.
Precisamente, en estos días, Infobae había hecho la encuesta que muestra la captura...
¡Todos populistas!
Por lo visto, se viene el Mundial, y el socio del ex dueño de esas transmisiones no quiere a un Messi Campeón rodeado de la Yegua...
"Los más de 5000 millones de pesos que el programa lleva consumidos en cuatro años constituyen un gesto de inmoralidad si en ese mismo país hay millones de personas sin acceso a los servicios sanitarios y médicos básicos.
Ese gesto de inmoralidad se acrecienta y trasciende largamente la incidencia real del costo del Fútbol para Todos cuando en los minutos previos a los partidos y en los quince del entretiempo, que podrían ser explotados con publicidad comercial, lo que ven los millones de argentinos agobiados por carencias básicas o directamente sumidos en la indigencia, a quienes se pensó entretener regalándoles el rosario de transmisiones futbolísticas, son avisos que pintan a la Argentina como un país maravilloso que, gracias a la Presidenta, ha ganado la década que arrancó en 2003. Pan y circo de mucha crueldad, que nos retrotrae a la política de comunicación imperante en el primer peronismo, caracterizada por una concepción autoritaria bien propia del fascismo.
El Gobierno incurrió, al adueñarse de la televisación del fútbol profesional, en el mismo pecado que provocó decenas de muertos y heridos en los accidentes ferroviarios: la falta de control, por incapacidad o complicidad, sobre quienes recibían el dinero de todos los argentinos. Hoy, los clubes argentinos están, salvo honrosísimas excepciones, con deudas que los colocan al borde mismo de la quiebra. Y, además, infectados por el núcleo delictivo de las barras bravas, el sector al que la Presidenta demagógicamente definió como los maravillosos muchachos del paravalanchas. Se trata de los mismos sujetos a quienes se intentó domesticar con otro proyecto para la propaganda K que terminó generando más violencia: Hinchadas Unidas Argentinas.
Desde la oposición política se han presentado distintas iniciativas para que se abandone el ejercicio de la posición monopólica que hoy tiene el Estado nacional para convertirse en el único comprador de espacios publicitarios en la transmisión de partidos de fútbol de los principales campeonatos locales. Un monopolio que le ha permitido al Gobierno utilizar esos espacios de publicidad para realizar un proselitismo oficial de manera descarada e incluso atacar a gobernadores y a medios de comunicación críticos del oficialismo. El colmo sería que este vicio tan afín a las prácticas fascistas se extendiera a las transmisiones de los partidos del campeonato mundial de Brasil 2014.
Sería muy deseable que una norma legal determinara el cese de ese monopolio abusivo y que, como lo contempla un proyecto de ley presentado por el diputado Federico Pinedo (Pro-Capital), la comercialización de derechos del programa Fútbol para Todos se efectúe mediante una licitación internacional anual, en la que pueda participar, a los efectos de contratar espacios para la difusión de publicidad, cualquier interesado que reúna condiciones mínimas razonables de solvencia.
De este modo, el programa en cuestión sería sustentable y libraría a los televidentes de la vergonzosa propaganda oficial, empleada no sólo para propender a la defensa de las posiciones del Gobierno, sino para cuestionar las opiniones políticas de personas no alineadas con el proyecto kirchnerista".
Por los menos, los usuarios de Infobae no están muy de acuerdo con esta PROpuesta reprivatizadora que auspicia La Nación...
Duda: ese argentino con carencias que tanto le preocupa a Bartolo, ¿cómo se sentiría con la publicidad (privada) de lo que no puede alcanzar?
Cómo se nota que es necesario ser más transparente y honesto con lo reales intereses que se defiende.
Ya pasó demasiada agua... Y estamos grandes.

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