lunes, 10 de febrero de 2014

#ChauElianaAlcaraz: Pobre, negra y travesti

Ayer domingo, falleció en Río Cuarto Eliana Alcaraz, referente de la lucha por las minorías sexuales de la ciudad y el país. El deceso provocó hondo pesar en todos aquellos que de alguna forma u otra hemos vivido de cerca la lucha diaria de Eliana en pos de una sociedad más igualitaria y digna, especialmente para sus compañeras trans.
Eliana protagonizó el primer caso de unión civil de una pareja del mismo sexo en Río Cuarto (uno de sus primeros logros en el largo camino de lucha emprendido) y además pudo mostrarle al mundo que su DNI reflejaba por fin su verdadera identidad de género, que para ella era "expresar lo que nuestros cuerpos desean", según me dijo en la radio en diciembre de 2012. "Yo nací en un cuerpo prestado de hombre. Soy una persona femenina, porque siempre digo que mujer no soy", aclaraba a quien se le cruzaba.
"Como un designio doliente de las chicas travestis de su generación, debió trabajar como meretriz a la espera de oportunidades mejores. La pobreza y la homosexualidad son motivos referenciales para que retrógrados comulguen por un sistema rancio que expulsa a los diferentes y busca someter a quienes resisten. La villa y las noches de sudor doliente al amparo de las compañeras de calle no hicieron más que fortalecerla. Eliana se ganaba el respeto por convencimiento o imposición, según exigiera la rigurosidad del contexto", escribe el periodista de Canal 13 de Río Cuarto, Pablo Callejón.
Orgullosa habitante de Ciudad Nueva, uno de los barrios más estigmatizados de la ciudad, Eliana se sentía feliz cuando podía ayudar a sus vecinos. Ya estaba pensando en decirle que sí a alguna de las propuestas que dos partidos, al menos, le habían acercado para candidatearse a concejala en 2016. Era un paso más en su carrera política: el primer eslabón lo constituía nada más ni nada menos que ser la primera funcionaria trans de la provincia y una de las primeras del país.
"Ser pobre y ser trans, todo en uno, es difícil de sostener, no sólo desde ese lugar social, sino mucho más en una localidad conservadora como Río Cuarto", acierta Amanda Cánepa, del PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores).
Trabajaba cada día para que los casos de vulneración de derechos de sus compañer@s no pasaran inadvertidos por una sociedad riocuartense que ha aprendido, a regañadientes y en los últimos tiempos, a ser tolerante.
"Yo siempre fui Eliana Alcaraz. Y trabajando acá en la Municipalidad, también, para todos fui Eliana, salvo porque figuraba en el recibo y otros papeles como “Ariel”. Tener en mi DNI el nombre que siempre usé es una gran emoción. Puedo ir a cambiar un cheque sin problemas. Sin que el tipo del banco me grite mi nombre de hombre en la cara, a propósito. Durante mucho tiempo me dio miedo estar en una oficina sola con un hombre porque me imaginaba que la gente iba pensar: “¿Qué estará haciendo ahí esa trava?”", recordaba como coordinadora de la oficina de Diversidad Sexual e Identidad de Género de la Municipalidad de Río Cuarto.
"Eliana Alcaraz nos enseñó que del sufrimiento se puede construir una esperanza", ha dicho hoy el intendente riocuartense, Juan Jure. "Eliana se presentaba como una luchadora que aspiraba a construir un mundo de iguales. Era profundamente autocrítica, impulsiva y comprometida con su tarea en pos de ayudar a sus pares", la definió el Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad Nacional de Río Cuarto.
"Falta mucho para la igualdad. Nuestras compañeras se siguen muriendo en quirófanos clandestinos, no tienen vivienda propia, se tienen que prostituir para sobrevivir", me dijo en otra entrevista radial, en marzo del año pasado. "Son menos las personas que nos agreden, gracias a Dios, porque si no estaríamos como en la época de los militares, que vivían golpeándonos. Las personas que nos agreden lo hacen para satisfacer su machismo no sólo contra nuestro colectivo sino en general. Hay que trabajar en la violencia de género, que se está acrecentando. Aunque también está la violencia de los ojos, porque te agreden con la mirada", completó, con el habitual nivel de exigencia que le dispensaba a sus colaboradores y a sí misma.
A Eliana le llevó codazos y frente alta poder hacerse un lugar; ya estaba acostumbrada a lidiar con enfermedades que le minaron el cuerpo. "Sufro de cáncer en la sangre y por lo tanto tengo que estar bien porque me estoy muriendo. Y voy a hacer cosas hasta que me vaya", nos había prometido en una reunión con los pibes del Anexo Arturo Jauretche, de su barrio.
"Como alguien que hizo el bien para los demás", contestaba cuando le preguntaban cómo quería que fuera recordada. Así será, Eliana.
Fue un privilegio conocerte. Será una obligación llenar el espacio que nos pasás.


1 comentarios:

Marta dijo...

No te conoci, recibi un fuerte abrazo en el lugar donde encuentres, alli tendras un sitio privilegiado, eso espero

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