lunes, 4 de agosto de 2014

La Voz y Revista 23 critican al kirchnerismo cordobés

La Voz: "El influyente secretario Legal y Técnico de la Presidencia, Carlos Zannini, fue el único orador en el plenario de la Militancia kirchnerista en Córdoba, que se realizó el fin de semana pasado. La reunión fue un éxito de convocatoria, pero no pudieron taparse las diferencias entre las distintas agrupaciones.
El secretario de Derechos Humanos de la Nación, Martín Fresneda, el dirigente local con cargo de mayor rango en el Ejecutivo nacional, admitió que en Córdoba no hay un dirigente que sea la referencia del Gobierno y del resto de los sectores. “Nuestro espacio político no tiene la dinámica de los partidos tradicionales. Hay debate y discusión interna, pero yo creo que es un proceso virtuoso a largo plazo, aunque admito que esta supuesta división nos puede traer problemas de visibilidad como espacio político”, aseguró el funcionario, 
que a nivel local lidera La Jauretche.
El kirchnerismo cordobés sufre el mismo mal que el resto del espacio a nivel nacional, donde hay siete precandidatos presidenciales. No hay acuerdo para impulsar un único candidato a gobernador. El intendente de Villa María, Eduardo Accastello, fue el primero en lanzarse, pero está lejos de unificar a todos los sectores.
Los propios K admiten que el villamariense es el aspirante mejor posicionado en las encuestas, pero desconfían de él porque siempre terminó acordando con el gobernador José Manuel de la Sota, como ocurrió en cada elección municipal de su ciudad.
Accastello se muestra como el dirigente con mayor estructura política en el interior, aunque ya no dice que es kirchnerista. En sus giras por el interior, asegura que es candidato “peronista”. Esto alimenta la desconfianza del resto de las agrupaciones K, que ven al villamariense proclive a participar de la interna del PJ, que decidirá el candidato a gobernador del oficialismo provincial.
El intendente de Villa María también aseguraba que tenía el respaldo de los 50 jefes comunales kirchneristas que hay en la provincia. Sin embargo, el foro de intendentes Unidos y Organizados, que integra la Mesa Provincia-Municipios, lanzó la precandidatura del intendente de Villa del Totoral, Ernesto “Tatú” Bernabey, un dirigente del norte provincial, muy crítico del delasotismo.
En el kirchnerismo se dice que la candidatura de Bernabey surgió del despacho siempre influyente en Córdoba del ministro de Planificación Federal, Julio De Vido. El funcionario que maneja la obra pública en el país tiene una buena relación personal y política con Accastello, pero nadie descarta que De Vido no haya recibido una orden desde la Casa Rosada para tratar de contener las ambiciones del villamariense.
Como en el resto del país, en Córdoba, las primeras diferencias entre dirigentes K es de los que vienen del tronco peronista y el resto. Accastello es quien sintetiza su origen peronista, que luego se acercó a Néstor Kirchner. El ex intendente de Leones y diputado nacional, Fabián Francioni, es otro que viene del movimiento creado por Juan Domingo Perón".
Revista 23: "La Jauretche estuvo presente pero con menos presencia de la esperada, siendo que es una de las que mayor trabajo territorial tiene en Córdoba y sobre todo en el ámbito universitario, en articulación con La Bisagra. Quienes directamente decidieron no participar fueron los militantes y dirigentes del Movimiento Evita, que en estos momentos amplía su brecha con el resto del entramado kirchnerista.
Estas desavenencias y ausencias, que ponen en tela de juicio aquello de “unidos y organizados”, se notaron demasiado para afuera, dando material de sobra para el bloque de medios opositores. Es que hubo errores muy notables, como convocar a una conferencia de prensa que finalmente no se hizo.
Pero no son sólo errores de organización, sino que se nota en Córdoba que hay falencias mucho más profundas, principalmente en la parte dirigencial. Es extraño, pero la militancia kirchnerista en Córdoba está mucho más adelante que la dirigencia, que no ha podido o no ha sabido en todos estos años construir una opción política que pueda presentar al electorado.
Cuando se pensaba que finalmente esa opción había llegado con la ex rectora de la Universidad Nacional de Córdoba, Carolina Scotto, se diluyó como agua entre las manos. Hace menos de nueve meses, Scotto encabezó la boleta del Frente para la Victoria y sacó más del 15 por ciento de los votos, lo que significa el mejor resultado del kirchnerismo en la provincia. A eso se debe sumar la magrísima performance del bipartidismo cordobés, con un PJ que apenas alcanzó un 26 por ciento y el radicalismo que a duras penas superó el 22 por ciento.
Por todo eso, luego del 27 de octubre pasado, surgió una luz de esperanza en tantísimos cordobeses que empezaron a ver como una opción a esta académica que pedía hablar de Córdoba y de los temas que nos afectan. Pero lamentablemente, luego de un tiempo prudencial, que uno podría atribuir a un descanso poscampaña, no se volvió a hablar. Uno esperó y pensó que quizá después de la asunción de los dos diputados que el kirchnerismo sumó el 10 de diciembre. Pero tampoco. Claro, era una época difícil, con las fiestas de fin de año y las vacaciones de verano ahí pegadas. Pero tampoco pasó nada en febrero, ni en marzo, ni en abril. Y vino el otoño y luego el invierno, y parece que lo de “hablemos de Córdoba” quedó allá lejos y como un simple eslogan de campaña.
¿Qué pasó? Hay muchas formas de dilapidar un capital político y muchos ejemplos en la historia reciente de la Argentina. Ahí están los cinco millones de votos de Carlos “Chacho” Álvarez en 1995, o las experiencias de Luis Zamora, Lilita Carrió, Pino Solanas y tantos más. Por distintos motivos, algunos políticos, otros estratégicos, fueron fogonazos en el espectro político que luego se apagaron y pasaron a ser meros recuerdos. Pero por lo menos siguieron en el camino, equivocados o no, pero estuvieron y algunos están. Fueron vencidos por los errores o las circunstancias, pero no abandonaron por su propia voluntad. En este caso pareciera que se da una defección personal y consciente, aunque ni siquiera ha habido una explicación. Una explicación que por otro lado se merecen mínimamente los miles y miles de cordobeses que pusieron militancia, tiempo, energía, dinero, y tantas cosas más por una idea y una construcción. Y muchos que ni siquiera saben que ese sueño ya se terminó.
Pero por lo que se dice entre bambalinas, ya no hay ni proyecto ni nada con miras al 2015. “Carolina se dio cuenta de que la política es sucia y que en Córdoba el kirchnerismo es un terreno difícil de disputar, porque hay muchos con aspiraciones de cacique y pocos que quieran ser indios”, fue la explicación en off que dio un dirigente en el plenario del Comedor Universitario. Aunque cabría una aclaración: es cierto que hay muchas veleidades y vedettismos en el kirchnerismo cordobés, pero no es cierto que no haya indios. La prueba está en que nuevamente se congregó una multitud de militantes, sobre todo jóvenes, con las ganas y los sueños intactos, dispuestos a trabajar si hay alguien que tenga la capacidad de señalar el rumbo y conducir. Y eso es lo que no hay, dirigentes capaces que puedan capitalizar la marea de militancia que se está desaprovechando.
No necesariamente se necesita un Néstor Kirchner o una Cristina. Convengamos que esa estatura de dirigentes surge muy de vez en cuando. Pero si no hay una figura carismática, se cae de maduro que lo que tiene que haber es una conducción colegiada que sea eficiente en timonear el barco. Aquí no hay una cosa ni la otra. Y eso quedó nuevamente de manifiesto el sábado pasado en el plenario. Que no haya hablado ningún dirigente cordobés porque no se pueden poner de acuerdo es muy preocupante. Se pasa de tener ocho discursos (que ninguno sobresale sobre los otros) a no tener ninguno. No se encuentra el camino, ni el tono, ni la forma, ni el contenido. Tienen que venir las figuras nacionales para apuntalar algo que en realidad no hay. O quizá sea un error de quienes piden algo que directamente no existe, y que no es culpa de nadie, simplemente no está.
“Hoy si alguien pregunta quién representa el kirchnerismo en Córdoba, no sabés qué responder”, comentó otro de los organizadores. El kirchnerismo, hoy por hoy en Córdoba, es esa gran masa de militantes que están cambiando desde abajo muchos barrios, muchos centros de estudiantes, muchas dependencias públicas nacionales, provinciales y municipales, es esa corriente artística y estudiantil que crea permanentemente, es un montón de gente de mediana edad que a lo mejor no milita en ningún lado pero que llena las charlas debate, los cine clubes, las conferencias y los recitales. Gente ávida por participar, cada uno a su manera. Es una marea subterránea que está cambiando algunas cosas de la Córdoba la Docta. Por ahora, no alcanza para cristalizarse en una alternativa política que sea realmente una opción de poder. Son los dos kirchnerismos que quedaron claramente a la luz el sábado pasado".

1 comentarios:

Pablo Pehrsson dijo...

Triste pero real!!!
Me da mucha pena

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