jueves, 7 de mayo de 2015

Del Moro a MU: "Si buscara que la gente se pegara, podría hacerlo"

"Dice Santiago del Moro en medio de una discusión agitada y frente a cámaras, entre cinco panelistas, dos diputados nacionales, un ministro y dos candidatos legislativos: “Paren: esto es un programa de televisión”. Al costado hay un panel con gente de la Villa 31 que fue al estudio de América para contestarle a otrogrupo de gente de la Villa 31. Ambos responden al Gobierno Nacional, pero unos tienen fuertes críticas a otro sector del oficialismo, al que acusan de haber retirado unos planes sociales. 
Podrá decirse de Intratables que es un circo descontrolado, que es un programa frívolo, que importa más el grito que una propuesta, que no se debaten ideas sino que se entrecruzan chicanas. Lo que no podrá negarse jamás es que representa como nadie el escenario político actual. No es que Intratables denigra a la política: fue la política la que se volvió Intratables. Y lo único que hizo Intratables fue entender el pulso de la política actual y llevarla a la pantalla.
“Yo siempre fui un conductor de televisión y la política me encontró a mí”, dice Santiago del Moro, conductor del programa. (...) “Empezaron a venir políticos, el programa funcionaba y se abrieron puertas a otros temas más profundos -cuenta Del Moro-. Y quedaban relegados los temas frívolos del verano. El valor agregado que tuvo Intratables fue poner a un tipo que venía de otro palo. Yo le imprimí otro timing diferente del garrón del programa político. Porque toda la vida los programas políticos fueron un embole”. Fue así que el conductor se transformó en un gran conductor. Como Perón.
“Este es un programa corto –sigue Santiago-. Títulos, 140 caracteres. Es muy difícil ser preciso diciendo algo corto y contundente. Además, en Intratables hay gente muy preparada, entonces el pelotazo puede venir en cualquier momento. Y para tener esa respuesta corta que te haga ganar la pulseada tenés que tener mucha cintura política, tener verdad o haberte coacheado. Que eso es lo que hacen los políticos estos años: se preparan para un programa de televisión”.
(...) Santiago cuenta el caso de Carlos Reutemann, que luego de sellar su acuerdo con el PRO en Santa Fe, preguntó: “¿Pero tengo que ir a Intratables?”. Del Moro: “El tipo tenía terror. Porque claro, es gente de otra generación, acostumbrada a otro tipo de entrevistas y por ahí vienen acá y se la recibe muy bien, todo muy lindo con las dos primeras preguntas, pero enseguida viene la catarata y hay gente que no la sabe sortear. Hay algunos que se deprimen y no vienen nunca más”.
(...) Algunas veces siente temor de que las cosas se le vayan de las manos.Como cuando sentó al lado a los radicales Nito Artaza y Facundo Suárez Lastra y este último insinuó que el senador y ex cómico era un “radical k”. Artaza empezó a tomar del brazo a Suárez Lastra y el asunto se puso denso. “Eso en un momento de calentura y con el ego herido, en un boliche bailable termina en trompada –reconoce Santiago-. Acá no quiero que pase lo mismo, pero la presión de la cámara y tanta gente del otro lado puede hacer que se me vaya de las manos. No es lo que busco. Si buscara que la gente se pegara, podría hacerlo. Bastante calientes son los debates. Pero no es la idea, no es lo que nos sirve”. (...) Así como hay puntos en común entre políticos y personajes de la farándula, también hay grandes diferencias. “A mí me impresionó de entrada que en la farándula a veces las peleas están armadas, pero cuando los famosos se pelean, se pelean en serio –afirma Santiago-. Y para que se amiguen pueden pasar años. Los políticos se chicanean al aire con cosas tremendas: pueden acusarse de narcotráfico o trata de personas. Pero se terminó el programa y se saludan”.
(...) Quizá la clave del laburo de Santiago -eso que él llama “ser conductor de televisión”- sea tener en claro cuáles son sus virtudes y cuáles sus limitaciones: “Lo genial que tengo es que no tengo pretensión de nada. No quiero ser el mejor entrevistador del mundo, ni nada. Soy conductor de televisión. A mí me gusta preguntar fácil. Cuando en el programa se eleva un poco el nivel, yo trato de bajarlo”. Insiste: “A mí me gusta que se hable fácil y concreto”. Sabe que así se diferencia de los políticos. “Una de las estrategias que tienen los políticos es enroscarte para no terminar hablando de nada. No hay nada que le guste más a un político que pegar las frases para que no puedas repreguntar y llevarte por cualquier lado y, cuando te querés acordar, se hizo tan largo y tan aburrido que te tenés que ir. Pero yo tengo un termómetro interno. Soy muy ansioso y necesito respuestas cortas y concretas. Mi objetivo no es hacer un programa político. Podría mañana hacer un programa que hable de ping pong en chino y sería igual. A mí me gusta hacer programas de tele, y lo hago con lo que tengo. Obviamente, acá descubrí un mundo que es nuevo para mí, y que me fascina”.
Ese mundo político, sabe, lo tiene a él como un candidatazo. “Me llamaron a fin del año pasado de un partido que no quiero decir cuál fue. Ni el Frente Renovador ni el oficialismo. Me habla un jefe de prensa y me dice: ‘Te llamo porque como vos dijiste que querías dedicarte a la política...’. Y le contesté: ‘Nunca dije eso’. Los políticos siempre tratan de enroscarte en su juego”. Y enseguida aclara: “No es lo mío. Nunca digas nunca, pero hoy me parece algo muy lejano”. Lo dice convencido, pero lo mejor es no creerle: con la política nunca se sabe. 
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