domingo, 12 de julio de 2015

Luego de pedir un cisne negro anti K, La Nación le "contesta" a CFK

Que los había acusado no sólo de mentir, sino también de tergiversar, a propósito de los dichos del papa Francisco, los que este domingo son utilizados por cada empresa (para)periodística como mejor le cae a sus intereses.
La respuesta del emporio de los Mitre y Saguier fue atacar nuevamente la política de derechos humanos con el viejo reclamo de los legitimadores del accionar de la Dictadura de que los desaparecidos no fueron 30 mil.
Pero antes, el jueves, había expresado sus deseos de que un hecho desequilibrante pueda cambiar el en apariencias inmodificable camino hacia un nuevo triunfo K en las elecciones presidenciales.
"Cuando hablamos en este editorial del sobrevuelo de un cisne negro queremos decir que advertimos la posibilidad de un acontecimiento que altere el rumbo aparentemente tranquilo de la evolución socioeconómica. Puede objetarse que entonces ya no sería imprevisible, pero también debemos agregar que un ave que sobrevuela podría no posarse nunca. De lo que hablaremos es de la posibilidad de que ese cisne descienda y se plante frente a nosotros antes del próximo 10 de diciembre.
¿Qué tipo de acontecimiento puede tener tan fuerte impacto? Nunca puede descartarse algún escándalo personal o de corrupción que haga imposible sostenerse a quienes ejercen el poder. Sin embargo, ya han ocurrido escándalos que en cualquier otro país hubieran obligado a un presidente a renunciar, pero aquí han sido asimilados sin producir esa consecuencia. Los hechos de corrupción han sido monumentales, obvios y profusamente difundidos, pero la Justicia no ha logrado sentencias ni encarcelamientos y la gestión de la Presidenta preserva un porcentaje significativo de aprobación. Gran parte de la sociedad argentina digiere la corrupción.
El cisne negro del que nos ocupamos aquí es una situación de pérdida de control de la conducción económica que produzca una reacción social caótica. Es, por ejemplo, el caso de una corrida cambiaria con su consecuente corrida bancaria que lleve a imponer un corralito de depósitos y a acentuar el cepo cambiario.
Hay un hecho objetivo: cualquiera sea el pronóstico electoral, habrá devaluación. A medida que se aproxime la fecha del 10 de diciembre, para retener pesos argentinos se exigirá una tasa nominal de interés creciente. Cuando sólo falten 30 días no habrá tasa de interés en un plazo fijo que compense la magnitud pronosticada de una devaluación. Entre hoy y el 10 de noviembre veremos una creciente tendencia a desprenderse de los pesos para transformarlos en bienes o en dólares. Esto presionará sobre los precios y sobre la brecha cambiaria. La gente y las empresas querrán desprenderse más rápidamente de la moneda argentina, aumentando su velocidad de circulación. El efecto será equivalente al de mayor emisión, redoblando el impacto inflacionario.
Éste es el cisne negro que revolotea sobre nosotros. También el Gobierno parece estar mirándolo. No es casual que haya creado una división de espionaje para identificar y perseguir a quienes sean acusados de provocar corridas o producir un "golpe de mercado".
Preparémonos para observar una caza de brujas que busque preservar electoralmente a un gobierno que mucho ha aprendido de Joseph Goebbels".
Franca expresión de deseos y la impotencia de su cumplimiento volcados en el espacio empresarial del diario.
En la editorial de hoy, titulada no casualmente "Reparar no es tergiversar", La Nación embiste, otra vez: "La épica de los derechos humanos impuesta por quienes nos gobiernan instaló una visión ciertamente parcializada, ligada al endiosamiento de lo actuado por las organizaciones armadas terroristas en la década del 70, que justificó indebidamente, entre otras cosas, la reinserción pública de muchos de sus oscuros protagonistas.
El fraude ideológico que pretenden imponernos esconde además un espectacular fraude económico del que poco se habla. Distintas opiniones se alzaron en los últimos tiempos buscando aportar a la verdad. El negocio de los derechos humanos fue el título del reciente libro del periodista Luis Gasulla referido a la estafa, estimada en 750 millones de pesos, detrás de los planes de vivienda del binomio Sergio Schoklender-Hebe de Bonafini. Por su parte, otro autor, José D'Angelo, presentó un análisis particularmente detallado y fundamentado con documentación respaldatoria de dos cuestiones clave. Desde su título, Mentirás tus muertos, este libro se plantea lo desmesurado del controvertido número de 30.000 desaparecidos, al tiempo que se ahonda en el custodiado misterio de los montos destinados a la reparación histórica de las víctimas.
Las llamadas leyes "reparatorias" dictadas por los gobiernos de Carlos Menem y Néstor Kirchner con el fin de subsanar los atroces errores y excesos cometidos en la lucha contra la guerrilla de la década del 70 fueron objeto de una discrecional interpretación. Sus reglamentaciones evidenciaron una clara voluntad de flexibilizar, hasta límites risueños, los medios de prueba requeridos para la obtención de los beneficios, dejando en manos de funcionarios de la Secretaría de Derechos Humanos las decisiones finales.
Una de sus más controvertidas reglamentaciones establecía que figurar en el listado de la Conadep resultaba suficiente para que la Secretaría emitiera un "certificado de denuncia de desaparición forzada" que permitía, a la víctima o a sus allegados, acogerse por única vez a un beneficio equivalente al sueldo más alto de la administración pública multiplicado por cien. Curiosamente, la norma no preveía devolución alguna ante tantas reapariciones con vida. Es así como D'Angelo, luego de recorrer infructuosa y reiteradamente distintas reparticiones públicas consignadas en el libro en busca de información fidedigna, termina por preguntarse cuántos han sido los que accedieron a la suma actualizada resultante de 240.000 dólares por la desaparición de otro que figuraba con un seudónimo o un simple "número de Actor" en el informe de 1984, aun cuando, por confirmarse que no estaba desaparecido, haya sido suprimido en el informe de 2006.
De los más de 13.000 reclamos, 7800 obtuvieron resolución favorable según da cuenta el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), armando una auténtica industria de la indemnización por derechos humanos que favoreció tanto a funcionarios como a abogados inescrupulosos. Muchos fueron los millones de dólares pagados y ocultados hasta hoy con la sola intervención de un área del Estado, la sospechada e infranqueable Secretaría de Derechos Humanos. Tantos que el autor del libro citado estima que, a valores de hoy, estaríamos hablando de algo así como 1800 millones de dólares salidos de las arcas públicas con este fin.
La falta de transparencia en el manejo de los fondos del Estado que caracterizó los últimos 12 años involucra también los millonarios montos destinados al pago de estas "reparaciones compensatorias" tan arbitrarias. No cabe entonces ninguna duda sobre cuán conveniente resulta mantener triplicada la cantidad de desaparecidos para justificar el oscuro destino de tan cuantiosos recursos negándose a dar información sobre éstos".
¿Qué sentirá Gasulla de ser utilizado para esto?
Mientras tanto, Alberto Benegas Lynch (h), habitual columnista de La Nación, habla de un "contragolpe de Estado", pero en Infobae...
La misma semana.

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1 comentarios:

Cíborg K dijo...

Eduardo Luis Duhalde sobre los 30.000 desaparecidos

CK

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