jueves, 5 de noviembre de 2015

Al final, no se embarazaron más por un plan

Uno de los grandes prejuicios de sectores opositores al gobierno nacional: "Las negras tienen más hijos para cobrar más planes".
Sin embargo, La Nación, uno de los diarios de punta de dicho movimiento, publicó el sábado una estadística que derriba dicha construcción estigmatizante: el promedio de hijos por mujer entre 2010-2015 bajó con respecto al período 2005-2010.
El 29 de octubre se cumplieron 6 años de la implementación de la Asignación Universal por Hijo para Protección Social (AUH).
Según la Anses, a septiembre de este año, el número de familias que reciben la AUH llega a 2.011.906, por lo que 3.597.954 niños están cubiertos por esta prestación. Para ellos, la ANSES destina una inversión de $2.476.393.688.
En 2011, Huergo y Varela analizaron la incidencia de la AUH en las escuelas: "Los relatos críticos de la universalidad se sostienen en las ideas de que ésta “no es para todos”, poniendo bajo tela de juicio los criterios de disponibilidad de los recursos estatales, a la vez que en reiteradas ocasiones se subraya que “a veces la recibe el que no la necesita”, cuestionándose en este caso las condiciones de accesibilidad de la medida. La opacidad entre estas afirmaciones sustenta las valoraciones negativas sobre la AUH al apreciarse no como “una garantía de derecho para sectores sociales con necesidad básicas insatisfechas” sino como “beneficio para algunos”.
Pero en las opiniones de los actores institucionales que expresan la crítica a la universalidad se destacan además otras significaciones que intervienen en la producción de sentidos acerca de la medida. Algunos comentarios del sector docente ponen en juego una lectura en clave generacional que advierte diferencias representadas en los cambios percibidos en la valoración social de la relación esfuerzo/trabajo, estableciendo así una fuerte distancia con lo experimentado por los destinatarios principales de la política, es decir, niños y jóvenes en cuyas familias no se registra un jefe o una jefa con trabajo formal.
En otros, lo que parece ponerse en juego es una visión sectorial y de clase donde el sector trabajador registrado aparece habilitado para discutir la disponibilidad y el acceso de “otros” (los trabajadores no registrados, precarizados) a los recursos del Estado. Esta característica es importante en torno a cómo se configura un proceso de estigmatización (Goffman, 2001) que combina el marcaje de una “otredad” con sentidos negativos y prácticas excluyentes.
En todas las escuelas la implementación de la AUH trajo aparejado un incremente notorio en la presencia de los padres en las instituciones educativos. Sin embargo, este dato en ocasiones no es considerado como positivo en las escuelas urbanas, en tanto parece no aportar nada relevante para la mejora de los procesos educativos, y en contrapartida es reconocido como una gran oportunidad en las escuelas del interior del país. Puesto que si bien en el contexto actual la presencia de padres en el ámbito escolar gira en torno a una necesidad personal de informarse acerca de los requisitos para ser destinatario de la AUH, para estos docentes y directivos conocer a las familias representa el primer paso para revertir la severa desintegración de la escuela pública producida en las últimas décadas desde los modelos neoliberales y más conservadores de la Argentina".

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