sábado, 14 de enero de 2017

La Nación involucra a un primo de Patricia Bullrich en la denuncia de Nisman

Al cumplirse dos años de la denuncia del ex fiscal Alberto Nisman, La Nación reflota escuchas en las que supuestamente se comprobaría -nuevamente- la intención del gobierno kirchnerista de hacer negocios con Irán luego de la firma del Memorándum de Entendimiento por la causa AMIA.
En los audios que publica hoy el diario porteño, se escucha hablar -otra vez- a Jorge Alejandro "Yussuf" Khalil, un allegado a la embajada iraní, denunciado por Nisman como parte del supuesto plan para encubrir a los sospechosos iraníes de volar la AMIA, denuncia ya desestimada varias veces por la justicia argentina pero nuevamente reabierta a pedido de la dirigencia judía de la DAIA.
Entre otros, Yussuf habla con Abdul Karim Paz, líder religioso de la mezquita de Flores (Buenos Aires), sobre la posibilidad de establecer relaciones comerciales entre la Argentina e Irán. "Juanchi es la llave de todo", asegura Yussuf durante una llamada de fines de noviembre de 2013 con Karim Paz, en la que relata una reunión en casa del "embajador iraní" que duró más de tres horas y de la que supuestamente participaron el legislador Juan Manuel "Juanchi" Irrazábal, el nexo de la comunidad iraní -Ahmad Reza Kheirmand- y el empresario Hermann Karsten -vinculado al delasotismo a través de denuncias de corrupción en Córdoba-.
"Recién hablé con Juanchi y me dijo que mañana es la reunión con Gallucio (Miguel, ex CEO de YPF) y Hermann, el alemán, para avanzar con los temas del petróleo, entonces me dijo que te diga que él tuvo una charla con el vicecanciller, que dijo que estaba dispuesto a avanzar con los temas productivos de ambos países", le dice a Karim Paz.
El 1 de mayo de 2014, Yussuf se lamenta ante el religioso: "Escuchame, somos unos panchos bárbaros nosotros. Ya se juntaron con el canciller ya formaron un fideicomiso, me contó todo. Somos unos panchos bárbaros. Se encontraron en América latina, en el Caribe. Me dijo: Jorge vos sos mi amigo pasó esto y lo otro ... estamos armando todo. Se juntó el empresario con el canciller. El muchacho este Hermann". Pero tanto Karsten como Irrazábal negaron haberse reunido con Timerman y menos firmado un fideicomiso.
¿Pero quién es Abdul Karim Paz?
Como publicamos en febrero de 2015, desciende de una de las familias patricias de más renombre de la Argentina: nació como Santiago Ricardo Paz Zuberbühler Bullrich. Además de primo de la ahora ministra de Seguridad Patricia Bullrich, es el imán de la mezquita At Tauhid del barrio porteño de Flores.
De ese centro religioso es secretario general "Yusuf" Khalil, cuyo hermano -Alberto-, es abogado y ex funcionario del gobierno porteño durante el macrismo, además de síndico de una empresa del actual embajador macrista en Portugal, Oscar Moscariello.
Educado en el elitista colegio católico San Martín de Tours, de Barrio Parque, Paz Bullrich se convirtió en musulmán, vivió y estudió durante varios años en Irán, desde donde, en enero de 2015, dialogó con Radio del Plata. Aseveró que cuando Nisman hizo pública su denuncia contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner “en mi fuero íntimo pensé: ojalá que el Gobierno lo proteja. Pensé que podía llegar a estar en peligro”.
Luego de afirmar que se sintió sorprendido y shockeado por la noticia de la muerte del fiscal, manifestó que “nos sorprendió el giro de los acontecimientos. Lo vi (a Nisman) muy convencido de falsedades terribles. No era una persona que daba cuenta que se iba a suicidar, lo que todavía no está claro”.
Nisman se hacía eco de fuentes de inteligencia vinculadas a los Estados Unidos e Israel, que en el plano internacional son enemigos declarados de la Revolución Islámica”, criticó el sheij, y defendió a Irán de las acusaciones: “No tuvimos nada que ver con la brutalidad de lo que pasó en la AMIA. Somos absolutamente inocentes, y queremos que vayan presos los que fueron partícipes del atentado”.
En 2001, dos desconocidos en una moto arrojaron una bomba contra la mezquita que dirige Paz Bullrich. Hubo destrozos y el policía de custodia tuvo heridas menores. “No me extrañaría que los agentes del terror que actuaron contra la AMIA estén detrás de este atentado”, declaró en esa oportunidad, y pidió que la investigación por el atentado a la AMIA se focalizara en Estados Unidos e Israel, “aunque duela, aunque sean grandotes y poderosos”.
Paz Bullrich también es cercano del dirigente social Luis D’Elía y del líder de la agrupación Quebracho, Fernando Esteche, a quien le habría conseguido dinero para salir de la cárcel en 2014, según también publica hoy La Nación a partir de los audios dados a conocer para reinstalar la denuncia de Nisman, a dos años de que éste la presentara en los estudios de TN (Grupo Clarín). Más:
Hermann Karsten y el Lázaro Báez de De la Sota

sábado, 7 de enero de 2017

Nombraron en el Ministerio de Trabajo al hermano músico de periodista del Grupo Clarín

Un hermano de la periodista de Canal 13 y radio Mitre, Débora Pérez Volpin, fue nombrado al frente de la delegación Junín (Buenos Aires) del Ministerio de Trabajo de la Nación.
Sergio Pérez Volpin, de profesión abogado, es más conocido por su actividad musical, una afición que comparte con el intendente de Junín, el macrista Pablo Petrecca, que logró notoriedad meses atrás cuando dio a conocer un spot en el que daba consejos filosóficos sobre cómo ser feliz, para así colaborar con la 'revolución de la alegría' del presidente Mauricio Macri.
Petrecca puso a su hermano Walter al frente de la oficina local de la Anses, mientras que la designación de Pérez Volpin, según el Diario Junín, se habría desencadenado por el rol de su hermana Débora en el Grupo Clarín.
El músico y standupero Pérez Volpin se trasladó de Buenos Aires a Junín después de la crisis de 2001. Abogado de profesión, trabajó en el campo, creó una revista y atendió una librería.
Cantante de boleros y estudiante de teatro, tiene a su cargo un kiosco en el Parque Borchex. Tuvo otro puesto en el Camino Costero y trabajó en una barra de tragos para fiestas, a la vez que formó la banda local Stolen.
Casado con una juninense, Pérez Volpin, en su momento, explicó que "los padres de ella tienen campo y la idea loca fue vamos a vivir al campo. Y aunque no sabíamos nada del tema, lo hicimos. Trabajamos mucho pero la inexperiencia hizo que fracasaran la mayoría de los micro emprendimientos que hicimos, que fueron chinchillas y lombrices californianas".
El miércoles asumió en la delegación del Ministerio de Trabajo que dirige a nivel nacional Jorge Triaca (h). "El nombramiento llegó a través de la presentación de un currículum en Capital Federal, que me dio la posibilidad de ingresar como delegado de la sucursal", expresó Pérez Volpin.
Según el sitio JuninYa.com, "mucha sorpresa causó la noticia cuando de a poco comenzó a circular. Propios y extraños no lograban y todavía no logran comprender los argumentos de tal designación. A pesar de que Pérez Volpin es abogado, no ejerce la profesión y tampoco se le conoce experiencia en la materia del ministerio".
El medio juninense va más allá e involucra a otro periodista famoso: "De acuerdo a algunas versiones que llegaron a la redacción de JuninYa.com, fue muy importante para esta decisión una charla durante la última edición de la Feria del Libro que tuvieron el intendente Petrecca, y el cuñado de Pérez Volpin, el periodista Enrique Sacco".
Sacco, reconocido periodista deportivo de la cadena estadounidense ESPN, es la actual pareja de Débora Pérez Volpin.
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Más:
Petrecca fue grabado hablando de sobornos

jueves, 5 de enero de 2017

Polémica tapa de revista uruguaya contra Macri

La conocida revista uruguaya Caras y Caretas tiene en su tapa de esta semana una pregunta que ya se han hecho otros medios internacionales y que en Argentina se solapa gracias a la acción protectora de las principales empresas de comunicación: ¿Macri es el presidente más corrupto del mundo?
La nota la firma el director de la revista, Alberto Grille, que resalta que, según una causa judicial, "el presidente argentino posee de forma directa o por intermedio de testaferros una red de por lo menos 50 sociedades offshore no declaradas en 11 paraísos fiscales: 29 en Panamá, tres en Hong Kong, cuatro en Uruguay, tres en el estado de Florida (Estados Unidos), cuatro en Bahamas, una en Londres, una en Nueva York, una en Belice, una en Dubái, dos en Gran Caimán y una en British Island".
"Este número impresionante de sociedades secretas fue creado primero por su padre y luego por él mismo y sus hermanos entre 1976 y 2015. Treinta de ellas se fundaron en los últimos 15 años, y aunque el presidente Macri al principio intentó restarle importancia a su descubrimiento, al afirmar que no estaban activas y no tenían movimientos, especialmente las primeras dos que se conocieron –Fleg Trading LTD (sociedad offshore radicada en Bahamas) y Kagemucha SA (sociedad radicada en Panamá), cuya existencia se conoció tras la megafiltración de los Panama Papers, y en las que figura como vicepresidente–, la evidencia acumulada hasta el momento demuestra que mediante ellas se han realizado transferencias millonarias en dólares hacia otras sociedades ocultas, también pertenecientes al grupo familiar, con el propósito, a esta altura evidente, de lavar dinero malhabido y evadir impuestos, cuando menos", denuncia el semanario uruguayo.
"Todas las declaraciones juradas de Macri son inconsistentes. Las declaraciones juradas hechas en la Ciudad de Buenos Aires, donde fue jefe de gobierno durante ocho años, no coinciden con sus declaraciones simultáneas ante las oficinas federales. Así, el Estado nacional argentino cuenta con una información sobre el patrimonio del presidente que difiere de la información que él mismo aporta en la ciudad, sin que todavía se haya podido precisar a quién le está mintiendo. O, mejor dicho, a quién le está mintiendo más, porque en ninguna de ambas declaraciones aparecen sus decenas de sociedades offshore, y el monto declarado no se ajusta a ninguno de sus movimientos pasados ni presentes", advierte el periodista.
Éste es el resto del informe de Caras y Caretas: "En el ejercicio 2014 Macri declaró ante la Oficina Anticorrupción de Argentina poseer bienes por 52 millones de pesos argentinos, lo que al cambio oficial significaba unos seis millones de dólares. Sin embargo, dos meses antes, en calidad de jefe de gobierno, había informado a la Escribanía General de la Ciudad de Buenos Aires que poseía 68 millones de pesos y dos millones de dólares. Un año después, en el ejercicio 2015 –su última declaración–, Macri declaró a la Oficina Anticorrupción que tenía bienes por 110 millones de pesos, es decir, un incremento de más de 100% de su patrimonio en el último año, y por primera vez admitió tener “inversiones en Bahamas”, por un total de 18 millones de pesos argentinos, algo más de un millón de dólares al cambio actual, de 15 pesos por dólar.
Este fabuloso incremento, con todo, apenas justifica un patrimonio total de menos de ocho millones de dólares, un número muy inferior al que se sospecha que verdaderamente posee. Bastan dos datos casi anecdóticos para derrumbar sus declaraciones juradas. En 2005, Macri se divorció de su segunda esposa, Isabel Menditeguy, con la que estuvo casado 11 años. La separación le costó, según lo que trascendió en esa época, la friolera de 25 millones de dólares, y eso gracias a su fantástico poder de persuasión, que incluyó espionaje a la exmujer, porque el monto inicial solicitado por Menditeguy superaba los 70 millones.
El otro dato que refuta su propia declaración es la confirmación de la existencia de una cuenta offshore, la número 2048080 de la Bancadella Svizzera Italiana de Nueva York, perteneciente al presidente argentino, desde la que hizo por lo menos dos giros, uno de 9.145.000 dólares y otro de 45.660.000 dólares.
Las sospechas, procesos y condenas contra el clan Macri son antiguos y han hecho escuela en Argentina. Ya en la época de la dictadura, las empresas del grupo fueron beneficiarias de la estatización de la deuda privada que se produjo gracias a los seguros de cambio creados por el entonces director del Banco Central, Domingo Cavallo, en 1982. En esa millonaria estatización de deuda, que favoreció por miles de millones de dólares a las principales empresas argentinas, el clan Macri se benefició a tal punto que hasta inventaron deuda ficticia mediante autopréstamos.
Años después, en 1986, el jefe del departamento de Deuda Externa del Banco Central, Carlos Melconian, hoy presidente del Banco Nación de Argentina, firmó y envió al directorio de la entidad el informe 480/161, en el que se solicitaba la anulación de la investigación de la deuda privada contraída en el exterior a fines de la última dictadura cívico-militar. Los auditores del Banco Central llevaban a cabo esa investigación porque esa deuda era considerada “créditos fraudulentos y de dudosa legalidad”, declarados por empresas privadas, valuadas en al menos 6.000 millones de dólares. Entre las denunciadas figuraban empresas extranjeras y nacionales; entre estas últimas, Pérez Companc, Bridas y Sideco Americana SA, del grupo Macri”.
Unos años después, en 1995, nuevamente Cavallo, ahora como ministro de Hacienda de Carlos Menem, emitió el decreto 493, conocido en la academia como “decreto Sevel” o “moratoria Sevel”, con el propósito de perdonar los intereses y multas por deuda impositiva acumulada que se hubiese cancelado antes de julio de 1995. Días antes, Sevel, automotora del grupo Macri, cuyo titular eran Franco y Mauricio y que acumulaba 55 millones de dólares de deuda tributaria, había cumplido en forma exacta los requisitos para ser beneficiada por semejante exoneración, al punto de que, según cita el periodista Raúl Dellatorre en la edición de Página 12 del 20 de marzo, el decreto es conocido en la Facultad por el nombre de la automotora.
Por la causa de la evasión de Sevel, que incluyó la creación de empresas offshore en Uruguay, Macri fue procesado por contrabando y su padre por evasión. El trámite de su procesamiento terminó en un escándalo, porque la Corte Suprema de la época de Carlos Menem, conocida como la “mayoría automática”, presidida por el riojano socio de Eduardo Menem Julio Nazareno, sobreseyó a Mauricio y a su padre, Franco, de una forma tan vergonzosa que la decisión se convirtió en uno de los motivos por los que los magistrados responsables terminaron siendo enjuiciados y separados de sus cargos.
En noviembre de 2015, cuando Macri llegó a la presidencia tras derrotar al candidato del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, tenía un prontuario inigualado por ningún presidente hasta la fecha. Más de 200 denuncias judiciales y procesamientos firmes. No se conocían en ese momento los Panama Papers. Es posible que el prestigioso periodista del diario La Nación Hugo Alconada Mon, quien participaba en el consorcio internacional que investigaba la filtración, sí supiera que Macri estaba involucrado; no obstante, más obsesionado por identificar cuentas que comprometieran a Cristina Kirchner y cuidadoso de no perjudicar la campaña de Macri, ese medio lo mantuvo en silencio hasta 2016.
Pocas semanas atrás, el propio Alconada Mon hizo público que la Justicia alemana investiga un movimiento sospechoso de los hermanos de Macri, que cerraron una cuenta secreta pocos días antes de la elección y ordenaron transferir millones de dólares a otra cuenta secreta en Suiza, acompañado con una minuta sorprendente que ordenaba destruir la documentación en Alemania. ¿Por qué lo hicieron? ¿Es que acaso estaban advertidos de los que se venía con los papeles de Mossak Fonseca? Y, en ese caso, ¿quién les informó de eso? Son algunas de las preguntas que podemos hacernos.
Lo cierto es que ya es inocultable que Macri no es sólo un presidente de derecha empeñado en una restauración neoliberal noventista; es uno de los personajes políticos más corruptos del mundo y, si esa realidad no afecta todavía gravemente su imagen pública en Argentina, es porque existe una enorme connivencia de los grandes medios de comunicación, que a la vez de ocultar la realidad económica y las causas que se ciernen sobre el actual mandatario, se muestran preocupados a diario por indagar la fortuna de la expresidenta Cristina Fernández, a la que nunca le han encontrado una cuenta en el exterior y cuyo patrimonio evolucionó entre 2003 y el último año de siete millones de pesos argentinos a 64 millones, pero con un dólar que varió de 2,7 pesos a más de 15, por lo que el incremento real en 12 años fue de 65%, para llegar a un número que en la vida de un Macri es un vuelto, la quinta parte de un divorcio.
Con el tiempo habrá que incorporar los nuevos negociados que se están produciendo desde que asumió la presidencia, como la transferencia por decreto de más de 45.000 millones de pesos argentinos a la empresa Iecsa para el soterramiento del tren Sarmiento, una obra que sólo debía realizarse si los privados conseguían financiación propia. Iecsa pertenece a Angelo Calcaterra, primo hermano de Macri, desde 2007.
Antes la empresa era de Mauricio, pero se la vendió o transfirió a su primo en 2007, meses después de su asunción como jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y tras haber otorgado por decreto una megaobra de entubamiento del arroyo Maldonado a Iecsa, la mayor de las empresas del grupo. Va de suyo que la venta de Iecsa al primo fue la forma de ocultar la participación de Mauricio en la empresa que luego se transformaría en una de las principales contratistas de obra de la ciudad que gobernaba su dueño. Ahora Iecsa recibe montos multimillonarios, en virtud de un decreto firmado directamente por Mauricio.
Es tan explícito el procedimiento, que cuesta creer que pueda preservar su impunidad, pero es notable también que el Poder Judicial argentino y la Oficina Anticorrupción están empeñados en impedir que vuelva Cristina y en garantizar por unos años la sustentabilidad del gobierno. Así, en la última semana de 2016, Cristina fue procesada en tres causas, entre las que se incluye la reapertura insólita de la denuncia del fallecido fiscal Alberto Nisman por la Cámara de Casación, que había sido rechazada en cinco instancias por inexistencia de delito.
Asimismo, la Oficina Anticorrupción y su titular, la ex diputada macrista Laura Alonso, enfrentan una causa penal por presentarse como querellantes sólo contra ex funcionarios kirchneristas e ignorar al medio centenar de funcionarios del gobierno actual que se encuentran imputados en la Justicia, pese a que recién va un año de gobierno".
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Más:
"Hay una campaña en la región que busca la proscripción de un sector de la izquierda"

lunes, 2 de enero de 2017

¿La amenaza populista regirá la elección 2017?

¿Cómo defender nuevamente las ideas neoliberales y sus nocivos resultados para defender las posiciones oficialistas en las próximas elecciones legislativas, con el objetivo que Cambiemos no termine debilitándose como la Alianza luego de los comicios de octubre de 2001?
Como en otras experiencias neoliberales, asegurando que no hay otra alternativa.
Luego de usar conceptos como "transición", "manta corta", "eficiencia del gasto" y otros, y ante la ausencia de resultados económicos que redunden en mejoras para la gente común, sólo quedará tratar de anular a las otras propuestas tildándolas de inviables, irresponsables e irracionales.
Probablemente, el macrismo abusará del término "populismo" para defenderse de los embates de sus opositores y la realidad y para descalificarlos, según su criterio, al anteponer a líderes mesiánicos que sólo buscan su beneficencia y la de su entorno, con políticos profesionales y buenas personas que apuestan por las mediaciones institucionales y defienden a la República del nuevo mal del siglo XXI.
Una pista de la campaña que vendrá la puede estar brindando el diario La Nación, que durante este año publicó varios artículos atacando al populismo: todo gobierno que redunde en medidas que benefician a las clases populares es presentado como cortoplacista, desmedido, autoritario, patotero, antisistema, y finalmente peligroso ("La amenaza populista").
El filósofo francés Jacques Rancière describió este mecanismo, que -reitero- puede llegar a ser el eje central de la campaña macrista, en unas elecciones en las que sólo puede aspirar a no perder, porque lo que está asegurado -por la composición actual y la forma de renovarse las dos cámaras de legisladores- es que ningún resultado electoral mejorará sus bloques en el Congreso y deberá seguir gobernando en minoría hasta 2019.
Al presentar el texto de Rancière, el sito español ElDiario.es asegura que "con el término "populismo" se quiere fabricar una cierta imagen del pueblo: bruto, desesperado, ignorante y racista. Una jauría humana habitada por rechazos irracionales tanto de los gobernantes como de "los otros" en general. Pero el racismo a día de hoy, por ejemplo, es sobre todo una "política de arriba" que precariza a una parte de la población en cuanto a sus derechos como trabajadores y ciudadanos (con mil formas de discriminación y exclusión). Una política de las élites, apoyada y legitimada por la cultura oficial y los intelectuales mediáticos.
El uso mediático-estratégico del término "populismo" quiere hacernos creer que "debemos ponernos en manos de los que gobiernan y que toda contestación de su legitimidad es una puerta abierta al totalitarismo". En definitiva, que no hay alternativa a los consensos oficiales".
El artículo de Rancière apareció primero en el diario Libération el 3 de enero de 2011 con el título de "El populismo inencontrable". Y modificado, fue incluido después en el libro colectivo ¿Qué es el pueblo?, publicado en castellano en 2014 por la colección de ensayo "Pensamiento Atiempo".
La denuncia del 'populismo' quiere consagrar
la idea de que no hay alternativa

No pasa un día sin oír a alguien en Europa denunciar los riesgos del populismo. Pero no es fácil captar lo que la palabra significa exactamente. En la América Latina de los años 1930 y 1940 sirvió para designar cierto modo de gobierno que instituía entre un pueblo y su jefe una relación de encarnación directa, pasando por encima de las formas de representación parlamentaria. Este modo de gobierno, cuyos arquetipos fueron Vargas en Brasil y Perón en Argentina, fue rebautizado como "socialismo del siglo veintiuno" por Hugo Chávez.
Pero lo que se designa actualmente bajo el nombre de populismo en Europa es otra cosa. No es un modo de gobierno. Es, al contrario, cierta actitud de rechazo frente a las prácticas de gobierno reinantes. ¿Qué es un populista, tal y como lo definen hoy nuestras élites gubernamentales y sus ideólogos? A través de todas las oscilaciones de la palabra, el discurso dominante parece caracterizarlo mediante tres rasgos esenciales: un estilo de interlocución que se dirige directamente al pueblo al margen de sus representantes y sus notables; la afirmación de que gobiernos y élites dirigentes se preocupan más de sus intereses que de la cosa pública; una retórica identitaria que expresa el miedo y el rechazo de los extranjeros.
Está claro, sin embargo, que estos tres rasgos no están ligados por ninguna necesidad. Que exista una entidad llamada pueblo que es la fuente del poder y el interlocutor prioritario del discurso político es lo que afirman nuestras constituciones y la convicción que los oradores republicanos y socialistas de antaño desarrollaban sin segundas intenciones. No se vincula a ello ninguna forma de sentimiento racista o xenófobo. Que nuestros políticos piensan más en su carrera que en el porvenir de sus conciudadanos y que nuestros gobernantes vivan en simbiosis con los representantes de los grandes intereses financieros es una afirmación que no necesita demagogia alguna para ser proclamada.
La misma prensa que denuncia las derivas "populistas" nos ofrece, día tras día, los testimonios más detallados a este respecto. Por su parte, los jefes de Estado y de gobierno tildados a veces de populismo, como Berlusconi o Sarkozy, evitan propagar la idea "populista" de que las élites están corrompidas.
El término "populismo" no sirve para caracterizar una fuerza política definida. Al contrario, extrae su provecho de los amalgamas que permite entre fuerzas políticas que van de la extrema derecha a la izquierda radical. Tampoco designa una ideología ni siquiera un estilo político coherente. Sirve simplemente para dibujar la imagen de cierto pueblo.
Porque "el pueblo" no existe. Lo que existe son figuras diversas e incluso antagónicas del pueblo, figuras construidas que privilegian ciertos modos de reunión, ciertos rasgos distintivos, ciertas capacidades o incapacidades: pueblo étnico definido por la comunidad de la tierra o de la sangre; pueblo–rebaño vigilado por los buenos pastores; pueblo democrático que pone en marcha la competencia de los que no tienen ninguna competencia particular; pueblo ignorante que los oligarcas mantienen a distancia, etc. La noción de populismo construye, por su parte, un pueblo caracterizado por la alianza temible de una capacidad –el potencial bruto de la mayoría– y de una incapacidad –la ignorancia atribuida a esa misma mayoría–.
El tercer rasgo, el racismo, es esencial para esta construcción. Se trata de mostrarles a los demócratas, siempre bajo sospecha de "buenismo", lo que es en realidad el pueblo profundo: una jauría habitada por una pulsión primaria de rechazo que apunta, al mismo tiempo, a los gobernantes declarados como traidores –porque esa mayoría no comprende la complejidad de los mecanismos políticos– y a los extranjeros, a quienes teme por un vínculo atávico a un marco de vida amenazado por la evolución demográfica, económica y social.
La noción de populismo efectúa sin grandes dificultades estas síntesis entre un pueblo hostil a los gobernantes y un pueblo enemigo de los "otros" en general. Para ello, debe poner en escena una imagen del pueblo elaborada a finales del siglo XIX por pensadores como Hippolyte Taine y Gustave Le Bon, espantados por la Comuna de París y el ascenso del movimiento obrero: la imagen de las masas ignorantes impresionadas por las sonoras palabras de los "guías" y guiadas a la violencia extrema por la circulación de rumores incontrolados y de miedos contagiosos.
Estos desencadenamientos epidérmicos de masas ciegas arrastradas por líderes carismáticos estaban evidentemente muy lejos de la realidad del movimiento obrero que intentaban estigmatizar. Pero tales desencadenamientos tampoco son apropiados para describir la realidad del racismo de nuestras sociedades. Sean cuales sean las quejas expresadas cada día respecto a los que llamamos inmigrantes y especialmente los "jóvenes de las periferias", el caso es que esas quejas no se traducen en manifestaciones populares de masas.
Lo que merece el nombre de racismo actualmente en nuestro país es esencialmente la conjunción de dos cosas. Primero, las formas de discriminación en el momento de un contrato laboral o de vivienda que se ejercen perfectamente en oficinas aseptizadas, al margen de toda presión de las masas. Es asimismo toda una panoplia de medidas de Estado: restricciones en la entrada del territorio, rechazo a dar papeles a las personas que trabajan, cotizan y pagan impuestos en nuestros países desde hace años, restricción del derecho a la nacionalidad, doble condena, leyes contra el pañuelo y el burka, tasas impuestas de traslado a la frontera o de desmantelamiento de campamentos de nómadas.
A ciertas almas piadosas de la izquierda les gusta pensar que esas medidas son una concesión desgraciada que nuestros gobiernos hacen a la extrema derecha "populista" por razones "electoralistas". Pero ninguna de esas medidas ha sido adoptada bajo la presión de movimientos de masas, sino que forman parte de una estrategia propia del Estado, propia del equilibrio que nuestros Estados se esfuerzan por garantizar entre la libre circulación de los capitales y los obstáculos a la libre circulación de las poblaciones. Son medidas cuya finalidad esencial es, efectivamente, precarizar a una parte de la población en lo referido a sus derechos como trabajadores o ciudadanos, constituir una población de trabajadores que en cualquier momento puedan ser enviados de vuelta a sus casas y, en el caso de Francia, de franceses a quienes no se les garantiza que lo sigan siendo.
Estas medidas vienen apoyadas por una campaña ideológica que justifica esta disminución de los derechos mediante la evidencia de una no-pertenencia a los rasgos que caracterizan la identidad nacional. Pero no son los "populistas" del Frente Nacional lo que han iniciado esta campaña. Son intelectuales –de izquierda, según dicen– que han encontrado el argumento imparable: esas personas no son realmente francesas porque no son laicas. La laicidad que definía antaño las reglas de conducta del Estado se ha convertido, por tanto, en una calidad que los individuos poseen o no poseen en razón de su pertenencia a una comunidad.
La reciente "salida de tono" de Marine Le Pen, a propósito de esos musulmanes rezando que ocupan nuestras calles como los alemanes entre 1940 y 1944 es, a este respecto, muy instructiva. Una afirmación que, en efecto, condensa en una imagen concreta toda una secuencia discursiva (musulmán = islamista = nazi) que aparece por todas partes en la prosa llamada republicana. La extrema derecha llamada "populista" no expresa una pasión xenófoba específica que emana de las profundidades del cuerpo popular, sino que es un satélite que gestiona en su beneficio las estrategias de Estado y las campañas intelectuales distinguidas.
Nuestros Estados fundamentan actualmente su legitimidad en la capacidad de garantizar la seguridad. Pero esta legitimación tiene por correlato la obligación de mostrar constantemente el monstruo que nos amenaza, de mantener el sentimiento permanente de inseguridad que mezcla los riesgos de la crisis y del paro con las nevadas o la formamida para culminarlo todo con la amenaza suprema del islamista terrorista. La extrema derecha se contenta con poner los colores de la carne y de la sangre en los retratos estándares dibujados por las medidas ministeriales y por la prosa de los ideólogos.
Así pues, ni los "populistas" ni el pueblo puesto en escena por las denuncias rituales del populismo responden verdaderamente a su definición. Sin embargo, poco importa esto a los que agitan tal fantasma. Más allá de las polémicas sobre los inmigrantes, sobre el comunitarismo o el islam, lo esencial para ellos consiste en amalgamar la idea del pueblo democrático con la imagen de la masa peligrosa.
Y también consiste en concluir que debemos ponernos en manos de los que nos gobiernan y que toda contestación de su legitimidad y de su integridad es una puerta abierta a los totalitarismos. "Más vale una república bananera que una Francia fascista", decía uno de los eslóganes anti-lepenistas más siniestros en abril de 2002 [cuando Le Pen pasó a segunda ronda en las elecciones presidenciales junto a Lionel Jospin, socialista]. La polémica actual sobre los peligros mortales del populismo tiene como objetivo fundar en teoría la idea de que no hay otra opción.
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